Mareos, taquicardias y ansiedad: los síntomas más frecuentes de la disautonomía en jóvenes

El cuerpo humano puede ser complejo, y así como existen una gran variedad de enfermedades, unas afectan más a las mujeres que otras. Algunas de estas afecciones, incluso, son muy poco conocidas y con frecuencia están infradiagnosticadas en España, ya que el organismo puede presentar sintomatología muy similar al de otros problemas. Uno de estos casos es el de las pacientes que padecen disautonomía, también conocida como insuficiencia autónoma, y que aparece, por lo general, durante la adolescencia, pero también antes de la menopausia.

¿Qué es la disautonomía?

La disautonomía es un trastorno del sistema nervioso autónomo (SNA), que, según la Clínica Universitaria de Navarra, es responsable de funciones involuntarias como la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la temperatura corporal y la digestión.

Esta insuficiencia autónoma se produce, según los manuales médicos, porque un mal funcionamiento de las células nerviosas que la controlan empiezan a disminuir. Cabe destacar que ni encéfalo, ni médula espinal son dañados y "solo los ganglios autonómicos o vegetativos se ven afectados", explica la doctora Elizabeth Coon.

Esta condición puede provocar signos debilitantes que alteran significativamente la vida de las personas que la padecen.

Los síntomas de esta insuficiencia autónoma

Cabe destacar que la disautonomía no tiene una causa clara, pero sí puede haber unos factores desencadenantes como los genéticos, el estrés o la ansiedad crónica, infecciones virales o enfermedades autoinmune como el lupus o la fibromialgia que suelen afectar el sistema nervioso autónomo.

Como ya se ha comentado, el diagnóstico suele ser complejo por la variedad de sintomatología que produce. Sin embargo, atendiendo a la información de la doctora Coon, el síntoma más común de esta enfermedad es el descenso excesivo de la presión arterial al estar de pie, lo que científicamente se conoce como hipotensión ortostática. Además, la disautonomía presenta también los siguientes signos:

• Mareos y desmayos: Debido a la incapacidad del cuerpo para regular adecuadamente la presión arterial.
• Taquicardias: Se experimentan latidos acelerados del corazón sin una razón aparente.
• Ansiedad y ataques de pánico: Muchos pacientes informan sensaciones de angustia sin un desencadenante emocional.
• Fatiga crónica: Sensación de agotamiento extremo incluso después de descansar.
• Problemas digestivos: Como náuseas, hinchazón y dificultad para digerir ciertos alimentos.
• Intolerancia al calor: Dificultad para regular la temperatura corporal.

Cómo se mejora la calidad de vida de las pacientes

La disautonomía no tiene cura, por lo que el tratamiento simplemente se basa en terapias de mejora para que el impacto en la calidad de vida sea mínimo. Lo principal, por tanto, es el alivio de los síntomas. Si la sintomatología más común es la hipotensión, una solución es la de incrementar el consumo de la sal.

Según la doctora Coon, "un mayor consumo de sal y agua incrementa la volemia, lo cual puede ayudar a aumentar la presión sanguínea". También recomienda el uso de medias o fajas abdominales para que "las prendas impulsen el flujo sanguíneo desde las piernas hasta el corazón y así evitan la acumulación de la sangre en las piernas". Desde la Clínica Universitaria de Navarra, además, señalan algunos fármacos comunes para el alivio de los síntomas como son: betabloqueantes (taquicardias), midodrina o fludrocortisona (hipotensión) y anticolinérgicos (problemas digestivos)

Por otra parte, la resistencia cardiovascular es muy importante y se puede conseguir con el ejercicio físico moderado. Pero antes, es recomendable la terapia con fisioterapeutas para aprender a crear una tolerancia y una higiene postural de la actividad. Y más allá de lo físico, los síntomas de la ansiedad pueden ser reducidos con una terapia psicológica. La solución es aprender a controlar el nerviosismo asociado a la disautonomía.

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