Los hermanos Thompson: baloncesto de arcilla

Amen y Ausar desafían cualquier convención en la era del tiro. Siendo dos de los jugadores más completos del mundo careciendo del mismo. La entrada Los hermanos Thompson: baloncesto de arcilla se publicó primero en NBAManiacs.  Source: NBAManiacs

Mar 17, 2025 - 11:30
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Los hermanos Thompson: baloncesto de arcilla
Los hermanos Thompson se enfrentan en un Rockets vs Pistons.

Nacieron al gran público en esa probeta que es la Overtime Elite. Eran los sujetos perfectos para vender aquel experimento peregrino que buscaba reclutar a algunos de los mejores jugadores de baloncesto del planeta entre los 16 y los 19 años a golpe de talonario y unirles bajo el mismo techo para caminar las últimas etapas formativas antes del gran salto. 

Idénticos como dos gotas de agua, su atleticismo y baloncesto casi siempre en vuelo desprendía algo de artificial. Juzgar su talento, algo ya siempre intrincado a esas tiernas edades, sería una tarea que no desear a ningún scout por la falta de contexto derivada de la competición. Y, aun así, llegado el Draft de 2023, el de Victor Wembanyama, Amen y Ausar Thompson no fallaron a su cita con la lotería del Draft. Casi pareció sorna escuchar sus dos nombres de carrerilla de la boca de Adam Silver. Cuatro y cinco. Como si los Pistons dijesen aquello de “dame al que te sobre”. 

Ambos llegaron con dudas y certezas similares a la liga. Un molde físico perfecto para el baloncesto y para otra media docena de deportes, una capacidad de creación con el balón en las manos por explotar y un repertorio técnico por pulir, especialmente en lo referido al tiro. Dudas que se aplicaban a la proyección que siempre acompaña a esos puestos del Draft. El anhelo de haber dado con un talento único que cambie el rumbo de la franquicia en cuestión. 

Lo cual no tiene cabida en dos perfiles que llegaban a rellenar cualquier hueco que el sistema dejase al descubierto. En su segundo año, se puede hablar de los hermanos Thompson como dos de los mayores atletas de la NBA. Es ese su alfa y omega, y todo en su juego parte de la abusiva capacidad de ocupar más espacios y con mayor celeridad que el resto de mortales. 

Estadísticas de los hermanos Thompson por 36 minutos de juego en la temporada 24-25. Fuente: Stathead.

Abrirse hueco

Ausar no tardó en rellenar el box score de una manera inverosímil para un jugador que había sido combo guard en una etapa formativa aún fresca. Sus primeros 15 encuentros le vieron promediar 11,3 puntos, 3,2 asistencias, más de 10 rebotes (3,7 de ellos ofensivos), 1,7 tapones y 1,1 robos. Guarismos que vienen a simbolizar que el chico estaba en todos lados. No era aquella una sensación derivada de lo táctico, sino de que su motor de veras transmite el don de la ubicuidad. De poder estar en dos (o más) sitios al mismo tiempo. 

A Amen, a priori el más talentoso, el hecho de no partir como titular y los problemas de lesiones retrasaron su desembarco real en la liga. En lo defensivo sus condiciones no son tan salvajes como las de Ausar. Salvajes en el sentido estricto de la palabra, pues ver defender al de los Pistons en sus primeras semanas de carrera profesional derivaba en pensar que aquello debía de estar movido por un instinto animal. 

El de los Rockets es más humano. Y haciendo uso de la razón que se le reconoce al homo sapiens, supo comprender el entorno que le rodeaba para hacer que sus virtudes saltasen a la vista mientras sus defectos quedaban en punto ciego. Con todo y con ello, no fue hasta ese último tramo de temporada en el que Houston se entregó al vértigo para romper las cadenas que encorsetaban su ataque a media pista que Ausar se mostró tal y como es. Confianza que trasladó a esta temporada desde el inicio y que no ha hecho más que agrandar su rol en el equipo hasta ocupar un lugar en el quinteto que parecía cerrado a cal y canto por Jabari Smith Jr. 

Resulta incluso paradójico esta sustitución porque Smith llegó a la NBA como un interior que pudiese defender cualquier situación y espaciase la pista en ataque. Amen, sin necesidad del tiro, genera más ventajas y espacios a sus compañeros en ataque mientras aúna una cobertura defensiva todavía mayor a la del ex de Auburn. Sobre todo porque, frente al inmovilismo de Smith, Thompson se presenta como una centrifugadora ofensiva que hace del movimiento oportunidad.

Donde se originan los hermanos Thompson

Estando más desarrollada en Amen, los hermanos Thompson tienen una habilidad natural para rellenar huecos en ataque para generar ventajas para ellos mismos o para el resto a través del movimiento y la posición. No hay ejemplo mejor que fijarse en cómo ambos trabajan la línea de fondo. Se perdonará aquí un pequeño salto a otro deporte. 

Pep Guardiola, cuando su figura le permitía teorizar más y fingir menos, hablaba a menudo de los espacios indefendibles del fútbol. Refiriéndose a los huecos abiertos entre jugadores de una misma o distintas líneas que podían atacar distintos jugadores. Especialmente a la separación entre lateral y central; y al triángulo que forman estos dos con el pivote más cercano. Esa posición, que puede ser ocupada casi indistintamente por un interior, un mediapunta o un jugador de banda que se desprenda de la misma, tiene como principal objetivo girar al equipo contrario para poder conquistar después una de las zonas más valiosas del campo: la línea de fondo. 

El otro planteamiento que mencionaré se lo escuché a Mauricio Pellegrino, pero desconozco a quién pertenecía inicialmente. El exentrenador de Alavés y Leganés decía que, una vez se remonta la altura de la frontal que dibuja el límite superior del área; la táctica muere para dejar paso a la intuición. A la acción inmediata. Tanto para defensores como para atacantes. 

Y la intuición en cualquier deporte no es más que la materialización del conocimiento táctico de cada uno a nivel individual y dentro del contexto del resto de jugadores que lo rodean. Por mucho que se diga, especialmente a este lado del charco, el baloncesto tiene mucho menos peso táctico que otros deportes, y mucho más del sentir de cada jugador con el juego mismo. En la máxima élite, todo sistema se elabora confiando en la toma de decisiones de los jugadores que lo ejecutan para salirse de las pautas marcadas y generar otras vías fructíferas de acción. Cuando no simplemente se delega por completo en el saber hacer del jugador. 

La línea de fondo es una zona que (casi siempre) se activa a sistema defensivo roto. Cuando el ataque consigue penetrar en el perímetro rival y los defensores giran su presencia hacia el balón. Es decir, la circunstancia del juego más parecida a la descrita por Guardiola y Pellegrino en el fútbol. Situación en que la intuición y el talento para atacar espacios en el momento exacto lo son todo y que los Thompson controlan como nadie. No por casualidad son dos de los exteriores con mayor prominencia en el rebote ofensivo de la liga.

En ese sentido espaciotemporal innato se encuentra el germen todo su baloncesto sin balón, el más valioso para posibilitar su inmenso impacto en un contexto general que vive y muere en el tiro exterior. 

Añaden a ello la virtud de generar con el balón en las manos en múltiples contextos. Gracias a una combinación de lectura, pase y generación con bote (más Amen que Ausar). Elemento que acaba por separarles de cualquier nomenclatura que se les quiera dar, porque no caben en ninguna. Ni posicional ni de rol.  

Abarcar sin dejar de apretar

Y es que, resultando inútil intentar ponerle nombre o posición a jugadores como los Thompson, quizás sean ellos los que mejor rellenen el término wing. Ese cajón de sastre en el que caben de igual modo Alex Caruso y Rui Hachimura, Tobias Harris y Josh Okogie, De’Anthony Melton y Max Strus o Jalen Johnson y Amir Coffey. Porque hace años que no llamamos alero o ala al jugador que ocupa una posición o desempeña un rol específico antes comprendido en un espacio entre los exteriores y los interiores. 

Wing es hoy sinónimo de versatilidad. De ser capaz de realizar cuantas acciones quepan en un repertorio ofensivo y defensivo. Y ningún apelativo mejor para jugadores que indistintamente pueden amenazar (no solo ocupar) el dunk spot, iniciar el ataque con bote, hacer de conectores, ejecutar bloqueo directo con o sin bola, ser defensores diez sobre poseedor, en líneas de pase o correctores en ayudas gracias a su atletismo y velocidad de manos. Los Thompson son todo lo que cualquier non-shooter aspira a ser. Si al baloncesto le dieses un pedazo de arcilla y le pidieses hacer un contenedor donde quepa todo el juego, el resultado sería algo muy similar a unos Amen y Ausar Thompson dotados de tiro exterior. Y en un caso tan extraordinario como el de ellos, el lanzamiento no es más que una parcela del juego como cualquier otra.

(Fotografía de portada de Troy Taormina-Imagn Images)

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