La segunda caída en desgracia de Kanye West: Elon Musk, "Soy nazi" y el desnudo de Bianca Censori

El músico ha vuelto a ser noticia recientemente por elogiar a Hitler y por su antisemitismo.

Feb 11, 2025 - 15:30
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La segunda caída en desgracia de Kanye West: Elon Musk, "Soy nazi" y el desnudo de Bianca Censori

De un tiempo a esta parte, Kanye West ha pasado de ser un icono de la música, venerado por los amantes del rap, famoso también en cierta medida por algunas de sus excentricidades —como aquel episodio con Taylor Swift sobre el escenario de los VMA Awards de 2009 en el que interrumpió su discurso— y por su relación con Kim Kardashian, a una de las celebrities más criticadas y difíciles de defender incluso por sus más acérrimos fans.

Hay multitud de factores que explican esta caída total del pedestal, tanto en aquella primera vez, que comenzó tras su divorcio de la reina de los realities, abogada e influencer, y esta segunda vez, la que está teniendo lugar en estos días, en la que el otrora exitoso rapero y empresario —llegó a perder casi dos tercios de su fortuna milmillonaria con sus primeras polémicas— está dejando una huella imborrable para el tiempo y que perdurará cuando se hable de él en el futuro: el mundo hizo famoso a una mala persona.

Al menos eso es lo que se infiere de las últimas publicaciones de medios norteamericanos, que están repasando las más recientes polémicas de Ye. Incluso dejando atrás todo lo que supuso la Donda Academy, aquel colegio sin licencia que en la práctica funcionaba como una secta, o las múltiples denuncias de exempleados por motivos cada vez más dispares, desde guardias de seguridad de su extrañísima mansión reconvertida en búnker hasta asistentes que asistieron a las reuniones en las que confirmaba su adicción a la pornografía, Kanye está llevándose de nuevo las críticas por otras dos de sus conocidas tendencias: el machismo y, sobre todo, el antisemitismo.

Kanye ya había mostrado que el feminismo no es precisamente una piedra angular de su vida tras su divorcio de Kim Kardashian, llegando a publicar, para obligar a la empresaria a que llevase a los cuatro hijos de colegio que tuvieron a su colegio, la dirección del centro en el que se formaban. Pero la manera en la que públicamente ha tratado a su actual esposa, Bianca Censori, ha hecho saltar todas las alarmas sobre un posible caso de maltrato psicológico.

Censori llegó casi cien por cien desnuda a los premios Grammy y ambos fueron expulsados por ello —incluso llegando a comentarse que quizá no estaban ni siquiera invitados y que se presentaron por sorpresa—. "Tengo dominio sobre mi esposa. Y esto no es ninguna mierda feminista woke [palabra con la que, peyorativamente, se define la conciencia social]. Ella está con un multimillonario, ¿por qué os iba a escuchar a ninguno de vosotros, estúpidos pobres?", dijo poco después en X.

"La gente va diciendo que su look en la alfombra roja fue una decisión propia, de ella. Y sí, es cierto, no la obligo a hacer nada que no quiera, pero ya os digo que no podría haberlo hecho sin mi aprobación, peones idiotas wokes", añadió en su escrito en lo que era conocido como Twitter. Una red social, la comprada y dirigida por Elon Musk, que se ha convertido en un nido conservador y ultraderechista, razón por la que le ha dado las gracias Ye justo antes de volver a desactivarse él mismo su cuenta.

Porque las presiones y las críticas han sido constantes dadas las últimas declaraciones de Kanye. Desde que apoyó a Donald Trump en su primera etapa presidencial, la deriva hacia la ideología fascista del rapero ha sido bastante constatable. De hecho, ya le echaron de las redes —y perdió multitud de acuerdos económicos e incluso a sus propios abogados, que era una firma judía— por sus comentarios antisemitas y sus primeras prendas de vestir polémicas, que se mofaban del movimiento Black Lives Matter. No por nada fue considerado un adalid por la alt-right de Estados Unidos, lo que no deja de ser irónico, teniendo un ideario tan cercano al del KKK.

En una tormenta de tuits, Kanye no solo afirmó que "jamás" se va a "disculpar" por sus "comentarios sobre los judíos" y que no se arrepiente de ellos, sino que fue a más. "Soy nazi", "Podéis llamarme Yaydolf Yitler", "Me encanta cuando los judíos me vienen y me dicen que no pueden trabajar conmigo", son algunos de los comentarios que ha hecho, añadiendo que considera a Hitler "alguien fresco [entendiéndose por original]". Además, y en otro orden de temas que ha tocado en sus múltiples tuits antes de ser baneado, también defendió a su amigo Sean Diddy Combs.

Por si había alguna duda, como con aquel gesto precisamente de Elon Musk que tantísimo se asemejaba al saludo nazi, Kanye ha tenido como última ocurrencia alquilar, por ocho millones de dólares, un espacio en televisión durante el intermedio de la última Super Bowl y se ha grabado en la consulta del dentista con su móvil. Ese era el anuncio. Él pidiendo, en esas circunstancias, que sus seguidores fueran a la página web de su marca, Yeezy.

Y ahí estaba la gran sorpresa: una camiseta blanca con una esvástica nazi negra en el pecho por 20 dólares. Y por si había alguna duda más, no ha dudado en ponerle de nombre al artículo HH-01, dando a entender que habrá más, pero, sobre todo, utilizando las siglas de Heil Hitler, el saludo nazi por excelencia, que en otras ocasiones también es representado bajo el número 88, dado que es la posición que ocupa la letra H en el abecedario.

Más allá de que asociaciones judías o grandes figuras como David Schwimmer hayan salido a denunciar los mensajes de odio que está difundiendo Kanye libremente, su figura es totémica para entender la deriva, acaso fruto de la ignorancia histórica, que está viviendo el mundo: si el rapero leyese un mínimo sobre la historia de las personas negras en la Alemania nazi sabría no solo que fueron perseguidas y llevadas a campos de concentración, sino que eran sometidas a la esterilización forzosa o que incluso personas con cierta fama, como el bailarín Hilarius Gilges, fueron rápidamente asesinadas. Pero, a su parecer, leer seguramente se haya vuelto también woke.