La película de Prime Video de la que más se habla: crítica de 'The Order' con Jude Law y Nicholas Hoult
Law, en un estupendo ejemplo de su madurez interpretativa, es un agente del FBI que sigue los pasos de un grupo radical liderado por un turbio Nicholas Hoult. Justin Kurzel ('Macbeth') dirige este atrayente 'thriller'

En los catálogos de las plataformas aparecen de vez en cuando novedades que alegran al cinéfilo. Una de las que ha ejercido dicho efecto en las últimas fechas es The Order: La hermandad silenciosa, thriller con Jude Law y Nicholas Hoult que se ha convertido en uno de los títulos más vistos de Amazon Prime Video, y también uno de los que más se habla.
Justin Kurzel, director que llamó la atención por su Macbeth y que después de atreverse con la (no tan floja como se dijo) adaptación de Assassin’s Creed firmó La verdadera historia de la banda de Kelly y Nitram, muestra a un agente del FBI (interpretado por Law) especializado en crimen organizado y grupos de odio que sigue los pasos de unos hombres de derecha radical e ideas supremacistas que avanzan hacia la acción terrorista.
Presentada en el Festival de Venecia de 2024, la película se basa en hechos reales, en concreto en los movimientos del extremista estadounidense Bob Mathews (Hoult) en 1983 y 1984. El guion de Zach Baylin toma como base lo plasmado en un libro de Kevin Flynn y Gary Gerhardt.
Junto a Law y Hoult, destaca la presencia de Tye Sheridan como el joven agente local que ayuda al miembro del FBI. En el elenco figura asimismo Jurnee Smollett, compañera de Husk (Law) y conocedora de su forma de trabajar y de su situación interna.
Crítica de 'The Order: La hermandad silenciosa'
El malestar con la situación personal y general adquiere distintas formas de expresión y puede viciarse y mezclarse con el odio, la violencia y la radicalidad. The Order: La hermandad silenciosa se desarrolla a lo largo de 1983 y 1984 pero se percibe actual como reflejo del 'caldo de cultivo' supremacista y extremista que lleva tiempo mutando y gestándose en determinados cauces de la sociedad estadounidense.
Justin Kurzel canaliza el sustrato político como advertencia de los focos existentes (el libro seguido cual doctrina por los miembros del grupo terrorista mostrado ejerce de nexo con los asaltantes del Capitolio) en un thriller de pasos criminales y movimientos policiales que irradia solidez y fuerza, en lo que tienen mucho que ver Jude Law y Nicholas Hoult.
Law, en un estupendo ejemplo de su madurez interpretativa, desprende presencia en su rol de agente del FBI con instinto y con la mirada siempre fijada en su cometido, rasgos que motivan que su rostro exhiba a su vez cansancio vital (acompañado de lo que los sangrados de nariz dicen acerca del impacto del ritmo que lleva) y pesadumbre (el distanciamiento familiar).
En paralelo, Hoult (resultan atrayentes tanto la evolución de su carrera como los proyectos por los que se decanta), sorprende por su cambio de registro. Transmite la turbiedad de Bob Mathews, su capacidad de liderazgo sobre personas de pensamiento afín, su perspectiva corrompida, sus ganas de acción frente a la palabrería instalada en la comunidad que enarbola el 'poder blanco' a la que pertenece en origen (así se lo reprocha al predicador) y, en contraste, su lado familiar y de creación de comunidad entre los suyos.
No obstante, en esas escenas de normalidad, al estilo de la típica reunión vecinal para la barbacoa, se filtra lo aterrador por la mentalidad de esos hombres y los planes en los que trabajan. Dicho sustrato oscuro emerge de manera incómoda cuando, en aquel marco de relajo familiar, le enseña a disparar a una lata de cerveza a su hijo, de corta edad.
El agente del FBI, alertado porque detecta que el grupo al que investiga se rige por una metodología diferente e intuye que está preparando algo, percibe que en el fondo el líder solo piensa en su propia figura y en usar a los demás para sus fines. Es una pequeña lástima que el retrato de Mathews no termine de manifestar todos los matices sugeridos.
Habrá quien priorice la lectura política, y desde luego la resonancia y lo latente están ahí, si bien los alicientes de The Order: La hermandad silenciosa reposan en el interés que ejercen las descripciones, tanto las de los dos personajes principales como del ambiente radical, y en el tono expositivo de Kurzel.
Respecto a la descripción ambiental, la mirada se detiene en la escisión y el camino terrorista del grupo de Mathews frente a un colectivo de defensores de la raza aria que espera el momento de adquirir influencia política, y también en la posición secundaria de las mujeres (la esposa del antagonista, la amante). Ellas se mueven en ese círculo y saben lo que hay, pero no verbalizan lo que les preocupa y no les gusta, al contrario de la mujer del joven agente de la oficina del sheriff que ayuda a Husk (Law).
Interpretado por Tye Sheridan, la evolución de este personaje, su grado de implicación en el caso, representa la presencia en el desarrollo de aspectos no del todo perfilados, los cuales en absoluto impiden que la propuesta de Kurzel despierte aprecio.
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