La lucha del Sáhara persiste tras cincuenta años de un proceso de descolonización fallido
El pasado 25 de febrero, el Congreso aprobó la tramitación de una ley para conceder la nacionalidad por carta de naturaleza a los saharauis nacidos antes de 1976, es decir, los que vivieron bajo la administración española del Sáhara antes del abandono de su antigua colonia. El texto fue aprobado con el rechazo del PSOE, quien ya rechazó en 2022 una propuesta similar de Podemos tras el giro del Gobierno respecto a su visión del Sáhara. Casi cinco décadas han pasado tras el fracaso de España para descolonizar lo que fue su última colonia. Ahora, cientos de miles de saharauis viven en el exilio con la esperanza de que la comunidad internacional establezca un plan que pueda solventar su situación. Con el regreso de la administración Trump, los cambios en las dinámicas internacionales y el acercamiento de Europa a una posición más pragmática respecto a Marruecos, la resiliencia del pueblo saharaui es puesta a prueba una vez más. Contexto reciente del Sáhara Occidental Tras 15 años de guerra, en 1991, el Frente Polisario y Marruecos firmaron un alto al fuego con el entendimiento de que las Naciones Unidas organizaría un referéndum de independencia en los territorios en disputa. Está votación nunca ocurrió. Ahora, el Frente Polisario controla tan sólo un 20% del territorio del Sáhara Occidental. Su "centro de operaciones" se sitúa en los campos de refugiados de Tinduf, al suroeste de Argelia, que mantiene esté campamento cómo un desafío a su rival regional, Marruecos. En noviembre del 2020, el Frente Polisario anuló el alto al fuego después de que Marruecos mandase soldados a disuadir una protesta saharaui. Desde entonces se han producido enfrentamientos puntuales entre saharauis y el ejército marroquí. La guerra en el Sáhara Occidental es, a menudo, referida cómo un conflicto "olvidado". Un mes después del fin del alto al fuego, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, respaldó la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara con el fin de que Mohammed VI, rey de Marruecos, firmase los Acuerdos de Abraham, unos pactos que buscaban la normalización de relaciones entre los países árabes e Israel. Marruecos tomó está decisión, la primera vez que un Estado miembro de la ONU respaldaba su postura, cómo una oportunidad para lanzar sus esfuerzos diplomáticos sobre el Sáhara y, al mismo tiempo, acercarse a Israel, en particular a su industria armamentística. Cómo resultado, las tensas relaciones diplomáticas entre Marruecos y Argelia crecieron, atrayendo incluso a España y Francia a un complicado campo de batalla, una de las pocas luchas de descolonización del siglo XX que continúa sin resolverse. Para Argelia, la relevancia estratégica del Sáhara es de extrema importancia; mantiene la lucha entre Rabat y el Frente Polisario en un punto muerto y supone apenas un coste mínimo para los argelinos. La situación es tan delicada que una intervención directa de Argelia podría escalar en una guerra regional que desestabilizase todo el Magreb. La semilla de este conflicto potencialmente extenso son las esperanzas postergadas del pueblo saharaui, cuya lucha por la...
El pasado 25 de febrero, el Congreso aprobó la tramitación de una ley para conceder la nacionalidad por carta de naturaleza a los saharauis nacidos antes de 1976, es decir, los que vivieron bajo la administración española del Sáhara antes del abandono de su antigua colonia. El texto fue aprobado con el rechazo del PSOE, quien ya rechazó en 2022 una propuesta similar de Podemos tras el giro del Gobierno respecto a su visión del Sáhara. Casi cinco décadas han pasado tras el fracaso de España para descolonizar lo que fue su última colonia. Ahora, cientos de miles de saharauis viven en el exilio con la esperanza de que la comunidad internacional establezca un plan que pueda solventar su situación. Con el regreso de la administración Trump, los cambios en las dinámicas internacionales y el acercamiento de Europa a una posición más pragmática respecto a Marruecos, la resiliencia del pueblo saharaui es puesta a prueba una vez más. Contexto reciente del Sáhara Occidental Tras 15 años de guerra, en 1991, el Frente Polisario y Marruecos firmaron un alto al fuego con el entendimiento de que las Naciones Unidas organizaría un referéndum de independencia en los territorios en disputa. Está votación nunca ocurrió. Ahora, el Frente Polisario controla tan sólo un 20% del territorio del Sáhara Occidental. Su "centro de operaciones" se sitúa en los campos de refugiados de Tinduf, al suroeste de Argelia, que mantiene esté campamento cómo un desafío a su rival regional, Marruecos. En noviembre del 2020, el Frente Polisario anuló el alto al fuego después de que Marruecos mandase soldados a disuadir una protesta saharaui. Desde entonces se han producido enfrentamientos puntuales entre saharauis y el ejército marroquí. La guerra en el Sáhara Occidental es, a menudo, referida cómo un conflicto "olvidado". Un mes después del fin del alto al fuego, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, respaldó la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara con el fin de que Mohammed VI, rey de Marruecos, firmase los Acuerdos de Abraham, unos pactos que buscaban la normalización de relaciones entre los países árabes e Israel. Marruecos tomó está decisión, la primera vez que un Estado miembro de la ONU respaldaba su postura, cómo una oportunidad para lanzar sus esfuerzos diplomáticos sobre el Sáhara y, al mismo tiempo, acercarse a Israel, en particular a su industria armamentística. Cómo resultado, las tensas relaciones diplomáticas entre Marruecos y Argelia crecieron, atrayendo incluso a España y Francia a un complicado campo de batalla, una de las pocas luchas de descolonización del siglo XX que continúa sin resolverse. Para Argelia, la relevancia estratégica del Sáhara es de extrema importancia; mantiene la lucha entre Rabat y el Frente Polisario en un punto muerto y supone apenas un coste mínimo para los argelinos. La situación es tan delicada que una intervención directa de Argelia podría escalar en una guerra regional que desestabilizase todo el Magreb. La semilla de este conflicto potencialmente extenso son las esperanzas postergadas del pueblo saharaui, cuya lucha por la...
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