La herencia de Silvia Tortosa a un año de su muerte: de su novio infiel a la venta de su chalé
La mítica actriz falleció en marzo de 2024.

Fue tan repentino que a incluso a ella le pilló por sorpresa. "Es verdad que tuvo un cáncer que ya superó, pero esta enfermedad ha sido cosa de siete días. A ella se le diagnostica un martes, le detectan una metástasis y se ha ido sin saber que tenía un cáncer, decidieron ocultárselo. Y no sabía que se estaba marchando. Ha sido muy rápido. Ella estaba ingresada por unas cuestiones distintas. Se ha marchado en paz, pero sin saber que ese cáncer había vuelto a su vida", afirmó en el programa Fiesta uno de sus colaboradores, Iván Reboso, ante la incredulidad del resto de periodistas.
Reboso se refería a su buena amiga Silvia Tortosa, que había fallecido en Barcelona aquel 23 de marzo de 2024 a los 77 años de edad, tal y como confirmó su agencia de representación, Kananga Producciones, tras la información avanzada en redes sociales por la Unión de Actores y Actrices. La conocidísima actriz catalana de títulos como Asignatura pendiente, Pánico en el Transiberiano, multitud de obras de teatro y otras tantas apariciones en series o en los míticos Estudio 1 de TVE era enterrada en el cementerio de Montjuic, "junto a sus padres, tal y como ella deseaba", según el comunicado de sus representantes.
Se abría, sin embargo, un curioso camino sobre la herencia de la también presentadora de programas como Aplauso y gran amiga de María Teresa Campos. Pero no por su legado cinematográfico, sino sobre todo en el terreno puramente crematístico, pues su fallecimiento sacó a la luz sus enormes desavenencias, en los últimos años de su vida, con su pareja, Carlos Cánovas, con quien llevaba una relación que se remontaba casi dos décadas atrás.
Según explicó una buena amistad de Tortosa, Chema Marín, ella llevaba sospechando "unos tres años" y, finalmente, pudo confirmar que Cánovas llevaba bastante tiempo manteniendo una relación paralela con otra mujer, lo cual le había hecho recapacitar sobre el amor y sobre lo que ocurriría cuando ella no estuviese. De hecho, había llegado a contratar a un detective privado que tardó "únicamente dos días" en descubrir la infidelidad de su novio. "¿Quieres que sigamos con esto o te sigo sacando el dinero?", le dijo sin medias tintas el investigador.
Por eso, cuando tras su muerte se procedió a la lectura de su testamento, aunque había habido cambios, nadie se sorprendió en exceso: había desheredado a Carlos Cánovas a pesar de sus 17 años juntos. Y aunque existía la posibilidad por parte del productor de impugnar el testamento, fue rotundo: "No quiero su dinero". De hecho, diez meses después del fallecimiento de la actriz, el pasado enero, su parecer era el mismo, tal y como explicó Mónika Vergara en el citado programa.
Según la colaboradora, Carlos ha seguido con su vida, tanto a nivel profesional como en el personal, a pesar de que ha visto cómo sí hablaba de su vida privada María José Zurrón, la asistenta de Tortosa, que aseguró que él le hizo daño de forma intencionada "dominándola, sin cuidarla ni acompañarla", y de "la gran venganza" que preparó Silvia Tortosa contra él a modo de escrito de cuatro folios sobre su ruptura —que iba a formar parte de una entrevista con Lecturas—. "Está siendo absolutamente fiel a lo que dijo: ni va a hablar ni va a impugnar este testamento", explicó.
Un testamento, además, que desveló José Manuel Parada a través de su perfil de Instagram y del programa Juntos, de Telemadrid. Un legado dividido en cuatro partes y que el periodista cifraba en "unos 5 ó 6 millones de euros". Dichas partes, bien diferenciadas, comenzaban con una donación, de alrededor de 50.000 euros, a congregación religiosa de monjas de las Hermanitas de los Pobres, a quienes ya había ofrendado otras generosas sumas en vida.
La segunda parte cruzaba el charco. Tortosa, que tenía pisos en Miami y en Baltimore, legaba sus propiedades en el país norteamericano a su familia política, dos excuñadas de sus anteriores matrimonios, ya que la actriz había estado casada con dos estadounidenses Charles Davis y Dave Harper antes que con Harper. De sus otros dos matrimonios, nada: ni el primero, con un tal Alfredo que ella menciona en su biografía, apenas estuvo casada porque no llegaron a consumar y ella misma rompió la unión, ni el segundo, su profesor de teatro Hermann Bonnin.
Sí, en cambio, hubo una parte de su herencia para Ana Umbral, hermana del artista Pepe Umbral, con quien mantuvo una relación, aunque se desconoce si, según dio a conocer El Español, llegó a saber alguna vez que, a pesar de ganar el Festival de Benidorm en 1981 con el tema Y te quiero, era en realidad un inspector de policía infiltrado cuyo verdadero nombre era José Luis R. M. y que realizaba trabajos para la seguridad del Estado.
La última parte de la herencia, la más lucrativa, fue a parar a su mejor amiga durante cerca de 40 años, Ana Congost. Ella fue quien se quedó con el chalé de lujo que la actriz tenía en Puerta de Hierro, una conocida zona exclusiva de Madrid, en la que además almacenaba la inmensa mayoría de sus otras posesiones. No por nada Congost deciió incluso dar algunos objetos de valor y memorabilia a otros dos grandes amigos de Silvia que habían estado a su lado hasta el final, el citado Chema Marín, que obtuvo algunos trajes, y Toni Aliaga, su representante, que se quedó con varios cuadros, entre ellos un retrato de la intérprete.
Ahora, según han dado a conocer desde El Mundo, Congost está planeando vender dicha espectacular casa en la codiciada urbanización de la capital, puesto que está valorada en algo más de un millón de euros gracias, entre otras cosas, a sus cerca de 400 metros cuadrados. No significa que no vaya a tener ninguna casa, porque Tortosa también le cedió su piso en Barcelona, en otra zona bastante reclamada: muy cerca del Parque Güell.