Hace apenas unos años la Abogacía del Estado pasaba desapercibida en los procedimientos en los que estaba personada en defensa de los intereses generales a los que la Administración Pública en teoría debe servir. El desastre del Prestige, el 11-M, Rumasa, el juicio de la colza o la ilegalización de los herederos de Batasuna son ejemplo de ello. Sin embargo, de un tiempo a esta parte hay una percepción generalizada de que se está utilizando la institución con fines partidistas , como un bufete particular de Moncloa. Son muchos los abogados del Estado que se muestran preocupados por el deterioro del prestigio de la institución (lo mismo está sucediendo en la Fiscalía) y aunque sitúan el punto de partida de...
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