José Blanco: El emigrante

Vance fue a Europa y asestó a los dirigentes políticos de ese continente una filípica sin contemplaciones por no pronunciarse con vehemencia y decisión suficientes contra los inmigrantes; los actuales y los futuros. Lo dijo en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en Alemania, cuando los europeos esperaban un plan de la OTAN para poner fin a la guerra de Rusia con Ucrania. Vance avisó también de dicho plan, pero fue parte secundaria de su regañina. Los europeos fueron sorprendidos con un discurso rabioso contra los migrantes. Vance quiere para Europa el mismo trato que EU endereza contra los locos, asesinos y violadores, Trump dixit, que llegan a su impoluto país. Habría que haber visto al vice: como quien parado en su pedestal de emperador suelta una reprimenda a los súbditos de sus colonias por no seguir puntualmente sus órdenes ejecutivas. Trump llamó a la reprimenda de Vance “una lección”. Cualquiera diría que tanta invectiva contra los europeos fue por mera estulticia (como dijo de Milei, certeramente, el editorial dominical de nuestro periódico). Y no hubo simetría: nadie se pronunció con vehemencia suficiente contra el “emperador”. Hubo posteriormente voces ofendidas, como las de Scholz y Macron (un tanto sotto voce), y voces muy obsecuentes como las de Meloni y Orban.

Feb 18, 2025 - 14:52
 0
José Blanco: El emigrante
Vance fue a Europa y asestó a los dirigentes políticos de ese continente una filípica sin contemplaciones por no pronunciarse con vehemencia y decisión suficientes contra los inmigrantes; los actuales y los futuros. Lo dijo en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en Alemania, cuando los europeos esperaban un plan de la OTAN para poner fin a la guerra de Rusia con Ucrania. Vance avisó también de dicho plan, pero fue parte secundaria de su regañina. Los europeos fueron sorprendidos con un discurso rabioso contra los migrantes. Vance quiere para Europa el mismo trato que EU endereza contra los locos, asesinos y violadores, Trump dixit, que llegan a su impoluto país. Habría que haber visto al vice: como quien parado en su pedestal de emperador suelta una reprimenda a los súbditos de sus colonias por no seguir puntualmente sus órdenes ejecutivas. Trump llamó a la reprimenda de Vance “una lección”. Cualquiera diría que tanta invectiva contra los europeos fue por mera estulticia (como dijo de Milei, certeramente, el editorial dominical de nuestro periódico). Y no hubo simetría: nadie se pronunció con vehemencia suficiente contra el “emperador”. Hubo posteriormente voces ofendidas, como las de Scholz y Macron (un tanto sotto voce), y voces muy obsecuentes como las de Meloni y Orban.