Por inusual y extraordinario, el ciclismo español ha saludado a ejemplares como Iván Romeo (21 años) con entusiasmo. Al principio de los tiempos fue Miguel Induráin, 1,87 metros de músculo macizo, una bomba que explotaba en las contrarrelojes y quebró la tradición de los escaladores españoles, pequeños, enjutos, cetrinos... Vino luego Abraham Olano, 182 centímetros, heredero del rey Miguel que nunca podía llegar a ese nivel pero construyó un formidable palmarés por su solvencia en las cronos. Como ellos, dos campeones del mundo de la especialidad que siempre se les negó a los hispanos, asoma ahora Iván Romeo, de Valladolid, más grande que ambos, 1,93 metros, también campeón mundial, de momento en la categoría sub 23. Romeo proviene de la...
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