Dos meses después, Israel decidió romper el frágil alto el fuego de Gaza, las bombas vuelven a caer sobre la Franja y al menos 330 personas han muerto en las primeras horas de bombardeos, según los responsables de sanidad gazatíes. Hamás responsabiliza a Benjamín Netanyahu y a la «ocupación nazi-sionista» de esta oleada de ataques «traicioneros» y alerta del peligro que suponen para los rehenes, mientras que el Estado judío y Estados Unidos apunta a los islamistas como máximos responsables de la situación por no haber liberado a los cautivos que tienen en su poder. En Gaza quedan 59 rehenes en manos de los grupos palestinos, de ellos 24 están vivos. «No tendremos piedad con nuestros enemigos. Seamos claros: Israel...
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