He visto 'Capitán América: Brave New World' y es mejor de lo que pensaba, pero no hace justicia a Steve Rogers
Anthony Mackie hereda el escudo de Chris Evans en una película de transición a la que favorece la desconfianza que suscita el MCU, pero que no está a la altura del legado del 'Capi'.

Pese a llevar 6 años instalado en pantalla, el MCU no alcanzó la madurez narrativa, formal y estilística hasta 2014, cuando los Russo hicieron de un thriller político llamado Capitán América: El soldado de invierno la mejor película de superhéroes.
Más de una década después, Capitán América: Brave New World es la versión descafeinada de aquel hito en el currículum del 'Capi' y de Marvel Studios: tiene relaciones internacionales, enredos gubernamentales, un Quijote con escudo y su Sancho Panza alado (Sam Wilson cede su viejo puesto de mano derecha a Joaquin), una Viuda Negra con el ceño fruncido, una estrella de Hollywood dando órdenes (antes Robert Redford, ahora Harrison Ford rojo de ira descontrolada) y supersoldados manipulados.
Precisamente en esa profanación de El soldado de invierno es donde esta nueva misión desluce, tan asfixiada como su protagonista por el miedo a no estar a la altura de Steve Rogers. Brave New World es un "quiero y no puedo" de aquella segunda aventura en la franquicia del 'Capi', conformándose en repetir patrones y carente de ambición, una apuesta de transición que sirve de excusa para introducir el adamantium o la posibilidad de una futura reunión 'vengata' antes de Vengadores: Doomsday.
Lo que favorece a la película es la crisis por la que pasa la Casa de las Ideas en pantalla. Brave New World, una producción accidentada, cargada de reshoots, en una Marvel en horas bajas, llega a los cines con las expectativas por los suelos y, curiosamente, se beneficia de ello. La catástrofe que avecinábamos no es tal. Convence en las escenas de acción y su contención narrativa, solo con unas pocas sorpresas fan service y sin alusiones al saturado multiverso, recuerda por momentos a pequeñas joyas como la primera Ant-Man.
Desde su primera secuencia con un discurso presidencial hasta la escena postcréditos más innecesaria del MCU, Capitán América: Brave New World es un compendio de acción, nostalgia y radiación gamma que no se eleva entre las mejores películas de Marvel, pero tampoco entre las peores. Es indolora y entretenida, pero también anodina. Es mejor que Ant-Man y la Avispa: Quantumanía o The Marvels, y una parte de nuestro corazón marvelita no pide más que esa esperanza fugaz.
Que una película de Capitán América, la saga más redonda del universo expandido hasta ahora, se conforme con ejercer de mero trámite chirría especialmente debido al legado de Rogers. El complejo de hermano pequeño pesa, perdiendo su identidad en la de su inigualable predecesor. Sin embargo, sobrevive al debacle que se intuye que pudo haber sido. Lo realmente preocupante es que deja en evidencia la falta de liderazgo en ese MCU que se dirige a trompicones hacia Doomsday.
¿Quieres estar a la última de todas las novedades de cine y series? Apúntate a nuestra newsletter.