Está demostrado: la agresividad al volante aumenta el riesgo de accidentes y así es cómo la DGT quiere combatirla

¿Te has frustrado alguna vez mientras te encontrabas en plena carretera? No estás solo. Muchos conductores viven continuamente episodios de enfado e irritación en momentos en los que puede producirse sensación de agobio o rabia, como es el caso de los atascos, que pueden llegar a provocar despistes contra otros vehículos o incluso cuando crees que no eres tú el culpable de una maniobra mal realizada. La DGT quiere evitar por todos los medios este tipo de reacciones con estos prácticos consejos.

Hay un dicho que dice «errar es de humanos, pero rectificar es de sabios», es decir, no hay que darle tanta importancia en pensar en que esos fallos puedan volver a cometerse, sino más bien en aprender de ellos para intentar que no se vuelvan a repetir. A pesar de que es un ejercicio de reflexión bastante arduo y complicado, si se practica es posible que termine por evaporarse.

Es lo que ocurre cuando inicias tu viaje en coche y sales a carretera con la intención de llegar a tu destino sano y salvo, pero por el camino se puede cruzar uno de los impulsos que pocas veces controlamos y que la DGT pretende que se disminuya con el objetivo principal de reducir el número de accidentes: la agresividad al volante.

Las emociones hacen perder el control

La DGT pone énfasis en el comportamiento de los usuarios cuando montan en sus vehículos y emprenden sus viajes, puesto que se ha demostrado que la imposibilidad de no manejar una actitud de odio combinado con una terrible falta de empatía se convierten en la explosión perfecta para representar un enorme porcentaje de todos los incidentes que ocurren en las autovías y autopistas.

De hecho, un estudio de Prevensis, empresa dedicada a la formación de trabajadores en materia de seguridad, concluyó el pasado año que el 40 % de los individuos se encuentran influenciados por las emociones, según una última encuesta, y el 24 % tiene la predisposición de responder de manera brusca ante cualquier adversidad.

Con estos datos, está claro que el estrés es lo que más perjudica a los conductores españoles y el tráfico denso es una de las causas que más les afecta, además de tener encontronazos con el resto de personas que circulan por la vía pública.

 Cómo evitar la rabia en carretera

La experiencia nos debería advertir que las prisas no son buenas. Por ello, otra de las afirmaciones que se tienen en cuenta a la hora de valorar la agresividad son las prisas que uno tiene para ir de un punto a otro, y lo cierto es que esto puede ser crucial para mantener un tiempo de reacción acorde a lo que está ocurriendo a tu alrededor. Esto puede percibirse en el aumento de velocidad, en adelantamientos peligrosos, en cambios de carril arriesgados o en frenazos bruscos.

Por ello, para rehuir de la agresividad al volante, han de tenerse en cuenta varios factores:

• Pon atención a todo lo que ves y deja de pensar en factores externos que hagan sentirte enojado de forma constante.
• Observa la previsión de los atascos que puedan tener lugar en ese preciso instante por medio de tu GPS y así no tener que enfrentarte a situaciones de tensión cuando tienes prisa.
• Sé consciente de tu estado emocional y relaja tus impulsos.
• Respeta siempre las normas de conducción para no tener que lidiar con problemas y enfoscarte con otros conductores.

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