Elon Musk en el Congreso de la Liga: «La inmigración masiva destruirá a los países que la permitan»
El multimillonario Elon Musk , amigo de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha evocado masacres en Europa, durante el congreso de la Liga, que lidera el vicepresidente Matteo Salvini. El auditorio estalló en aplausos cuando la imagen de Elon Musk apareció en pantalla, en videoconferencia. No era un foro tecnológico ni una cumbre empresarial, sino el congreso de la Liga en Florencia, donde el hombre más rico del mundo lanzó un mensaje contundente: «La inmigración masiva es una locura y destruirá cualquier país que la permita». Sus palabras, pronunciadas en inglés pero traducidas al instante para los asistentes, resonaron como un eco de los lemas que la formación ultraderechista de Salvini repite con frecuencia. Musk evocó escenarios de pesadilla en Europa, hablando de «terrorismo» y de que «habrá asesinatos en masa» . El fundador de Tesla y SpaceX no eligió un tono diplomático. Con la frialdad de quien analiza datos en una hoja de cálculo, aseguró que «un país no es su geografía, sino su gente» , y advirtió que la llegada de incluso un pequeño porcentaje de los 8.000 millones de habitantes del mundo bastaría para «transformar por completo» una nación como Italia, con sus 59 millones de ciudadanos. «Es un concepto fundamental, debería ser obvio», insistió, mientras Salvini asentía desde el escenario. Musk no mencionó la teoría del «gran reemplazo», pero sus palabras apuntaban en esa dirección. «Si cambias a las personas, cambias el país», dijo, en una intervención que duró poco más de diez minuto, pero cuyas frases se volvieron virales en minutos. Los simpatizantes de la Lega celebraron el mensaje como una validación de sus posturas; sus críticos lo tacharon de alarmista. Lo llamativo no fue solo el contenido, sino el contexto: un magnate global, dueño de una empresa, Tesla, que presume de progresismo, aliñando el discurso de un partido acusado de xenofobia. Musk, sin embargo, parece haber dejado atrás cualquier ambigüedad. En los últimos meses, ha compartido memes antiinmigración en X (antes Twitter), criticado las políticas de fronteras abiertas de Alemania y ahora, en suelo virtual italiano, ha dado un paso más: vincular la migración con la «destrucción» de los Estados. Hubo espacio para la economía. Musk pidió «una asociación más estrecha» entre EE.UU. y la UE, con «cero aranceles» en el futuro, un guiño a las empresas como la suya que operan en ambos lados del Atlántico. Salvini, cuyo partido ha fluctuado entre el proteccionismo y el liberalismo, no entró en contradicciones: «El libre comercio es vital», afirmó, ignorando sus anteriores diatribas contra la globalización. La prensa italiana dividió aguas. La Repubblica tildó el discurso de «catastrofista» y recordó que Musk no es experto en demografía. Il Corriere della Sera destacó la «sintonía ideológica» entre el empresario y la ultraderecha europea. En redes, la polarización fue absoluta: sus seguidores lo llamaron «valiente»; sus detractores, «populista». Mientras, en el auditorio, los asistentes coreaban el nombre de Salvini. El líder de la Lega, sonriente, cerró el acto con un «Gracias, Elon», que sonó a pacto no escrito.
El multimillonario Elon Musk , amigo de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha evocado masacres en Europa, durante el congreso de la Liga, que lidera el vicepresidente Matteo Salvini. El auditorio estalló en aplausos cuando la imagen de Elon Musk apareció en pantalla, en videoconferencia. No era un foro tecnológico ni una cumbre empresarial, sino el congreso de la Liga en Florencia, donde el hombre más rico del mundo lanzó un mensaje contundente: «La inmigración masiva es una locura y destruirá cualquier país que la permita». Sus palabras, pronunciadas en inglés pero traducidas al instante para los asistentes, resonaron como un eco de los lemas que la formación ultraderechista de Salvini repite con frecuencia. Musk evocó escenarios de pesadilla en Europa, hablando de «terrorismo» y de que «habrá asesinatos en masa» . El fundador de Tesla y SpaceX no eligió un tono diplomático. Con la frialdad de quien analiza datos en una hoja de cálculo, aseguró que «un país no es su geografía, sino su gente» , y advirtió que la llegada de incluso un pequeño porcentaje de los 8.000 millones de habitantes del mundo bastaría para «transformar por completo» una nación como Italia, con sus 59 millones de ciudadanos. «Es un concepto fundamental, debería ser obvio», insistió, mientras Salvini asentía desde el escenario. Musk no mencionó la teoría del «gran reemplazo», pero sus palabras apuntaban en esa dirección. «Si cambias a las personas, cambias el país», dijo, en una intervención que duró poco más de diez minuto, pero cuyas frases se volvieron virales en minutos. Los simpatizantes de la Lega celebraron el mensaje como una validación de sus posturas; sus críticos lo tacharon de alarmista. Lo llamativo no fue solo el contenido, sino el contexto: un magnate global, dueño de una empresa, Tesla, que presume de progresismo, aliñando el discurso de un partido acusado de xenofobia. Musk, sin embargo, parece haber dejado atrás cualquier ambigüedad. En los últimos meses, ha compartido memes antiinmigración en X (antes Twitter), criticado las políticas de fronteras abiertas de Alemania y ahora, en suelo virtual italiano, ha dado un paso más: vincular la migración con la «destrucción» de los Estados. Hubo espacio para la economía. Musk pidió «una asociación más estrecha» entre EE.UU. y la UE, con «cero aranceles» en el futuro, un guiño a las empresas como la suya que operan en ambos lados del Atlántico. Salvini, cuyo partido ha fluctuado entre el proteccionismo y el liberalismo, no entró en contradicciones: «El libre comercio es vital», afirmó, ignorando sus anteriores diatribas contra la globalización. La prensa italiana dividió aguas. La Repubblica tildó el discurso de «catastrofista» y recordó que Musk no es experto en demografía. Il Corriere della Sera destacó la «sintonía ideológica» entre el empresario y la ultraderecha europea. En redes, la polarización fue absoluta: sus seguidores lo llamaron «valiente»; sus detractores, «populista». Mientras, en el auditorio, los asistentes coreaban el nombre de Salvini. El líder de la Lega, sonriente, cerró el acto con un «Gracias, Elon», que sonó a pacto no escrito.
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