El Messi de las finanzas se juega otra final

El éxito del programa que aplicará el Gobierno a partir del lunes terminará de probarse cuando la Argentina logre volver los mercados de deuda; si el ministro Luis Caputo lo consigue, habrá ganado una batalla fundamental

Abr 11, 2025 - 01:36
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El Messi de las finanzas se juega otra final

Se vienen 72 horas de definiciones para la economía argentina. La jornada de hoy estará signada por la reunión de directorio del Fondo Monetario Internacional. (FMI), que tiene previsto aprobar un nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas de Pago (EFF, las siglas en inglés) a 10 años de plazo, por US$ 20.000 millones.

En el organismo, el encuentro se mantuvo fuera de la agenda pública (hasta ayer a última hora no había sido incluido en la Web oficial), según señalaron las fuentes, por “cuestiones de confidencialidad de los mercados”. El anuncio podría luego darse recién al cierre de la jornada. Es posible, asimismo, que muchos de los detalles tampoco se hagan públicos. De cualquier manera, las condiciones del préstamo ya prácticamente están cerradas. Llegarán al país la semana que viene US$ 12.000 millones como parte de una primera cuota. El dinero se usará para capitalizar el Banco Central (BCRA), que sólo desde comienzos de marzo ha perdido reservas por más de US$ 3200 millones.

La Argentina se comprometería entretanto a eliminar el llamado dólar blend, que permite hoy a los exportadores liquidar 80% de sus divisas en el mercado oficial y el 20% en el mercado de contado con liquidación. El blend servía para mejorarle el tipo de cambio a los exportadores, pero al mismo tiempo implicaba que el BCRA dejaba de acumular todos los meses las divisas que se volcaban al circuito libre. Con el acuerdo con el FMI, el BCRA deberá ir cumpliendo una meta establecida de acumulación de reservas internacionales. La exigencia de los países miembros del board sería que la Argentina adopte bandas de flotación, que se calcularán sobre la cotización del tipo de cambio oficial. El dinero que se use para capitalizar el BCRA serviría para defender esas bandas. Un esquema similar se había pautado durante la gestión de Mauricio Macri.

En la rueda de ayer, en el mercado de futuros, no pocos especularon con que el cambio de régimen cambiario implicará un salto suave del valor del dólar oficial. Para abril, los contratos de dólar futuro se pautaron a $ 1189, 10,4% más que lo que valía en el mercado mayorista (donde se mueve la mayor parte del volumen) el dólar oficial. Mientras que en el mercado arreciaban versiones de todo tipo -en algunos círculos hasta volvió a plantearse la posibilidad de que eventualmente el Gobierno estuviera pensando en una dolarización, olvidada bandera de campaña de Milei-, en el equipo económico mantuvieron un inusual perfil bajo. Por algunas horas, hasta pareciera que recuperaron los buenos modales y se olvidaron de chucear en las redes sociales.

Sólo se ocuparon de comunicar que el Banco Central renegoció con el Banco Popular de China el swap (préstamo) que la Argentina había tomado durante la gestión de Alberto Fernández para defender las reservas y financiar importaciones. Eran US$5000 millones, que el país debía comenzar a devolver a partir de julio de este año. Según confiaron fuentes del board del Fondo, Estados Unidos había planteado en las reuniones informales dentro del FMI que el dinero que la Argentina recibiera en estas semanas no debía destinarse a pagarle a China.

Para China, en tanto, la refinanciación del préstamo tiene sentido. Pese a que el gigante asiático es el principal destino del aceite de soja argentina, no llega a compensar en términos comerciales lo que el país importa. Así las cosas, para el Gobierno de Xi Jinping, mantener la línea de crédito con la Argentina serviría por un lado, como garantía de importaciones, y por el otro, para que la administración libertaria, de extrema cercanía a la de Donald Trump, siga manteniendo cierta dependencia. La geopolítica juega más que nunca.

Pero el desembolso del FMI no será la única novedad en las próximas horas. Economía especula con un anuncio de impacto que sirva para aplacar un mercado que desde hace mes y medio sufre de un ataque de nervios. “La batalla cultural del mercado cambiario es más difícil que la ideológica o que la batalla fiscal. Se va a necesitar mucho para defender un régimen cambiario”, opinó el operador de un banco, que acumula décadas de experiencia.

El paquete incluiría fondos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero además, con la confirmación de la visita al país, el lunes, del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, en las últimas horas empezó a especularse con la posibilidad de que el gobierno de Donald Trump ponga a disposición dinero de su Exchange Stabilization Fund (ESF). Sería toda una anomalía. Desde 2002, cuando EE.UU. le dio un préstamo a Uruguay, que no se hace uso de esta herramienta financiera. La Argentina también la usó en ocho ocasiones desde 1972. La última en 1995, cuando la crisis del Tequila amenazaba con hacer tambalear al régimen de convertibilidad. Aunque tal vez el caso más conocido sea el de México, que recibió para sortear su crisis fuertes desembolsos. “Entiendo que el Tesoro, en general, no lo quiere usar con nadie, pero que bajo ciertas condiciones podría hacerlo -explicó un economista argentino que lleva años en EE.UU.- Dicho eso, siempre ha sido de cortísimo plazo y podría usarse, en el mejor de los casos, como crédito puente”, señaló.

La visita de Bessent, sin embargo, es toda una señal de Trump para su presidente “favorito”, tal cual lo describió a Javier Milei The New York Times. Más aun considerando que hoy los EE.UU. están atravesando su propio terremoto financiero. Aunque las gestiones de su visita son en gran medida mérito de Santiago Caputo -lo planteó originalmente en su encuentro con el asesor republicano, Barry Bennet, que vino al país a fines de marzo-, y del equipo de Luis Caputo. Según el diario La Tercera, de Chile, Bessent fue un gran inversor del fondo QFR Capital Management, que el viceministro José Luis Daza había fundado en 2007, en Wall Street, junto al otro argentino, Demian Reidel, hoy asesor de Milei. El círculo de Wall Street es más pequeño de lo que parece.

La última vez que un secretario del Tesoro visitó la Argentina había sido en 2016, cuando Barack Obama mandó a Jack Lew para firmar un acuerdo de intercambio de información tributaria y así darle impulso al enorme blanqueo de capitales del gobierno macrista. Pero tal vez la visita más recordada de un representante del Tesoro, por la implicancia que tuvo después, fue en 2001, cuando el número dos de la cartera económica de los EE.UU., John Taylor, viajó a la Argentina para evaluar la sostenibilidad del programa que en ese entonces la administración de De la Rúa mantenía con el FMI. “Taylor -recuerda uno de los protagonistas de entonces- volvió con dudas, y O’Neill [Paul, el secretario del Tesoro] terminó tomando la decisión política. Hizo que la reestructuración de la deuda fuera una condición de la ampliación del programa. Hasta ese momento, Cavallo pensaba que era una opción, pero no estaba convencido”. Otros tiempos. En su vinculación con EE.UU., la Argentina pasó de las relaciones carnales menemistas a la frialdad kirchnerista. Ahora, pareciera estar adecuándose a las demandas de un Trump que sólo sabe de aduladores. Una estrategia rústica, pero que podría rendir frutos en un mundo que se polariza con violencia.

La visita de Bessent difícilmente llegue sin concesiones. Hace ya algunas semanas que dentro del Gobierno se armó una suerte de task force para avanzar en las desregulaciones y cambios que exige la administración Trump como parte de la negociación comercial que se abrió con la imposición del 10% de arancel. Está conformada por Luis María Kreckler, secretario de Relaciones Económicas Internacionales; Pablo Lavigne, secretario de Comercio; y el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger. La agenda tiene varios ítems, pero tal vez uno de los más ríspidos pasa por los reclamos sobre el régimen de promoción de Tierra del Fuego, y la demanda de una protección de patentes, tema clave para la industria farmacéutica y la química. La Argentina discute desde los años 90 su adhesión al Tratado de Cooperación de Patentes. Hay un proyecto de 1992, con media sanción, pero que acumula polvo desde entonces. El lobby farmacéutico probó ser hasta ahora más fuerte que el de la potencia norteamericana. ¿Logrará Trump lo imposible? Toda una incógnita.

Un político de excelente olfato como el diputado PRO Cristian Ritondo incluyó dentro de las preguntas que deberá responder la semana que viene el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en su exposición en la cámara Baja una sobre el avance del tema patentes. La rosca arrancó hace tiempo.

Pero además, en su afán proteccionista, la administración Trump encendió ayer la alarma del mundo ganadero. En declaraciones a Fox News, la señal preferida del gobierno republicano, la secretaria de Agricultura de Trump dijo: “La gente eligió a este presidente disruptivo, incluso los estados pendulares lo votaron, para que ponga a Estados Unidos primero, no a India o a China, no más carne de la Argentina, no más lácteos de Canadá, sino Estados Unidos primero” (ver página 21). Una mala nueva para el campo y algunos frigoríficos que fueron gran sostén de Milei desde el comienzo, y también para varios miembros del equipo económico que son importantes productores ganaderos. En la guerra comercial, no queda nadie a salvo.

El éxito del programa que aplicará el Gobierno a partir del lunes terminará de probarse cuando la Argentina logre volver los mercados de deuda (y bajar fuerte el riesgo país). No hay stock de dólares ni reservas que permitan que el país pague todos los años el 100% de su deuda, sin si quiera refinanciar el capital, como hacen los países normales. Si el ministro Luis Caputo lo logra, habrá ganado una batalla fundamental. El Messi de las finanzas juega la final.