El Madrid triunfa por la mínima en una batalla campal contra el Alavés y sigue la estela del Barça
El conjunto blanco buscará resarcirse de la última derrota ante el Arsenal en Champions

El Real Madrid se llevó los tres puntos de Mendizorroza este domingo tras triunfar, con el solitario gol de Camavinga, en una batalla campal contra el Alavés saldada con dos expulsados (0-1). Así, los blancos cumplieron con la obligación de ganar para seguir la estela de un Barça aferrado con uñas y dientes al liderato.
Mendizorroza apretó desde el arranque y contagió a los suyos, lanzados arriba ante un Madrid tan errático como acostumbra en los últimos tiempos. Los de Ancelotti encontraban dificultades para manejar el encuentro y el Alavés aprovechó para probar a Courtois con disparos de Aleñá y Aqbar.
No iba a ser una tarde apacible para ninguno de los dos conjuntos, pero sería mucho peor para el colegiado encargado del partido, César Soto Grado. La primera polémica la protagonizó Güler, trastabillado por Owono en el área en un mano a mano que no pudo sellar con gol el turco. Contacto hubo, pero fue insuficiente para el VAR.
La pantalla de revisión volvería a entar en juego poco después, justo tras los intentos de Kike García y Rodrygo en ambas porterías, cuando quedó anulado un gol de Asencio por falta previa de Rüdiger sobre Owono en un córner.
Los blancos no dominaban, pero las genialidades de las estrellas merengues deciden partidos. Así fue, pues en el minuto 33, Valverde dejó un balón muerto en la frontal para la llegada de un Camavinga que reventó el esférico en el fondo de la red con un trallazo inapelable.
Un tanto que encarrilaba el partido a favor de los visitantes antes de dos jugadas que cambiarían el rumbo del choque por completo. Primero fue el disparo de Carlos Vicente, muy similar al de Camavinga, que se marchó rozando el poste. Justo después del 'uy' de la grada llegaría la brutal entrada de Mbappé a Antonio Blanco, una patada con los tacos por delante y muy mala intención que le costó la roja directa al galo, la primera en España y que podría costarle perderse la final de Copa si la sanción alcanza los cuatro partidos de castigo.
Al Alavés se le abría un mundo de opciones por delante, pues si ya amenazaba constantemente a los blancos en igualdad numérica, la ventaja ponía el empate aún más de cara.
El asedio llegó al inicio de la primera mitad con remates de Carlos Martín y Kike García bien atajados por Courtois. También probarían al belga Antonio Blanco y Toni Martínez, intentos que llevaron a Ancelotti a dar entrada a Bellingham y Vinícius —en el banquillo de inicio— para tratar de dar algo de fuerza a su plantel.
El brasileño sería determinante y no precisamente por su acierto de cara a puerta. Y es que fue una arrancada a un balón largo lo que forzó a intervenir a Manu Sánchez. El central golpeó con los tacos demasiado arriba a Vinícius y, aunque el colegiado dejó seguir, la revisión de VAR le dio motivos más que suficientes para mostrar la roja en diferido. A la dureza de la acción se unió el hecho que de era el último hombre antes de que el '7' encarara el mano a mano.
A falta de 20 minutos se igualaron las fuerzas. El Madrid se relajó, el Alavés se arrepentía de no haber aprovechado el tiempo en ventaja y el escenario se volvía a restablecer mientras la megafonía del estadio pedía el cese de los cánticos contra Asencio.
Valverde probó sin suerte otro cañonazo desde la frontal, la ocasión más clara de un partido convertido en una verdadera batalla campal. Ocho amarillas sacó en total Soto Grado —cuatro para cada equipo— la mayoría en una recta final muy tensa.
Quizás la ocasión más clara fue un contragolpe gestionado realmente mal por Jude Bellingham, pues teniendo dos opciones de pase claro en un tres contra uno, optó por pegarle en una ocasión desbaratada por Owono.
El extraño partido se alargó hasta el 98, minuto en el que el pitido final fue de gran alivio para los merengues, todavía aferrados a sus opciones en liga y más para un colegiado exigido al máximo. Sin duda el peor parado fue el Alavés, inmerso en una lucha por evitar el descenso que se aprieta cada vez más con el paso de las jornadas.