M
ichel Platini y
Joseph Blatter han sido absueltos, por segunda vez, de los cargos por fraude. Los casos se remontan diez años atrás cuando el entonces presidente de la UEFA,
Platini, recibió por parte de la FIFA, presidida por
Blatter, un pago “ilegal” de 2 millones de francos suizos. Ya en primera instancia, y de nuevo esta semana, los tribunales han absuelto a los exdirigentes del fútbol mundial. Queda todavía una tercera y definitiva instancia, ante el
Tribunal Federal Suizo, pero no parece que tenga ya mucho recorrido. Aunque
Platini se muestre eufórico al demostrar su inocencia, el mal reputacional no hay quien lo quite. La pena de telediario fue total. El juicio mediático no esperó ni diez años, ni diez horas, para dictar sentencia contra
Platini y
Blatter. El primero siempre sostuvo que fue una maniobra para impedirle llegar a ser Presidente de la FIFA. Visto el recorrido, es evidente que lo quitaron de en medio para que no llegase a ser el nuevo “Papa” del fútbol mundial. La operación se enmarcó dentro del
FIFAGATE, el escándalo de corrupción por la red de sobornos, fraude y lavado de dinero que salpicó a muchos miembros de la FIFA. La forma de otorgar derechos de televisión y de conceder sedes de campeonatos puso al Departamento de Justicia de los Estados Unidos sobre la pista.
Bill Clinton, presidente de la candidatura para el Mundial de 2022, digirió muy mal que se lo llevase
Qatar y dio órdenes para buscar algo, que demostrase la compra de votos. Pasados los años, el
FIFAGATE está quedando en agua de borrajas, en un documental más y una entrada de wikpedia donde se cuentan un puñado de corrupciones que, judicialmente, están quedando en casi nada.
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