El efecto terapéutico inmediato de los perros, 10 minutos bastan para mejorar el estado de ánimo

El estudio se ha centrado únicamente en los efectos positivos inmediatos y a corto plazo de la interacción.

Mar 17, 2025 - 08:45
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El efecto terapéutico inmediato de los perros, 10 minutos bastan para mejorar el estado de ánimo

La idea de que los perros mejoran nuestro estado de ánimo es algo que la mayoría de sus cuidadores afirmaría sin dudar: su presencia resulta reconfortante, sus muestras de afecto gratificantes y la simple rutina de cuidarlos parecen aportar beneficios emocionales. Sin embargo, numerosos estudios han analizado si los convivientes con perros son más felices o menos propensos a la depresión que quienes no conviven con animales, y la mayoría de dichas investigaciones ha concluido que no existen diferencias significativas.

Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Emotion, de la Asociación Americana de Psicología, aporta nuevos datos sobre el impacto inmediato de la interacción con los perros en el bienestar emocional. La investigación, liderada por Hannah Raila (Universidad de California) y Molly Ruiz (Universidad de Yale), ha demostrado que pasar apenas diez minutos con un perro tras una situación estresante mejora de manera notable el estado de ánimo y reduce la ansiedad.

Los perros y su impacto en la regulación emocional

Para probar si la interacción con un perro realmente ayuda a reducir el estrés, el equipo de investigación diseñó un experimento con 73 adultos convivientes con perros. Los participantes fueron sometidos a una prueba de matemáticas bajo presión, un test conocido por generar altos niveles de estrés en condiciones de laboratorio. Tras completar la prueba, los voluntarios fueron divididos en tres grupos al azar:

  • Grupo con perros: los participantes pasaron 10 minutos con su perro, interactuando libremente.
  • Grupo de control con distracción: realizaron una actividad relajante alternativa, como colorear ilustraciones.
  • Grupo de control en espera: simplemente esperaron en una habitación sin hacer nada.

Los investigadores midieron el nivel de ansiedad y el estado de ánimo de los participantes antes y después del periodo de recuperación. Los resultados fueron claros: quienes habían pasado tiempo con su perro mostraban una mejora significativa en su bienestar emocional en comparación con los otros dos grupos. El efecto positivo no se observó en quienes habían coloreado ni en los que simplemente esperaron.

Lo que el estudio demuestra (y lo que no)

El hallazgo más relevante es que, tras una situación estresante, compartir unos minutos con un perro puede producir un aumento inmediato en las emociones positivas y una reducción del estrés. Sin embargo, los investigadores se muestran cautelosos y advierten que este estudio no prueba que los perros mejoren el bienestar a largo plazo. Como explican las autoras: “Nuestras conclusiones no indican que tener un perro haga a las personas más felices en general, sino que las interacciones breves pueden tener un impacto positivo inmediato en situaciones estresantes”.

Este matiz es importante porque, hasta ahora, muchos estudios han cuestionado el llamado ‘efecto mascota’ sobre la salud mental, al no encontrar pruebas concluyentes de que los convivientes con perros sean más felices o menos propensos a la depresión que los que no conviven con perros. En este caso, el estudio no analiza el efecto de la tenencia prolongada, sino que se centra en el impacto inmediato de la interacción.

La retroalimentación del vínculo

Por supuesto, no todas las personas tienen el mismo tipo de relación con su perro, y algunos individuos pueden experimentar estos beneficios de manera más intensa que otros. También queda por explorar si estos efectos positivos podrían extenderse a personas que interactúan con perros ajenos, como en programas de terapia asistida con animales.

Por otro lado, también es importante considerar el impacto de estas interacciones en los propios perros. Estudios previos han demostrado que los perros pueden contagiarse del estrés de sus cuidadores y reflejar su ansiedad. Si bien el estudio de Hannah Raila y Molly Ruiz se centra en los beneficios para los humanos, no examina cómo estas interacciones pueden afectar a los animales. La percepción de los perros como fuente de bienestar para los humanos podría llevar a una visión utilitaria y antropocéntrica que ignore sus necesidades emocionales.

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