Editorial de la revista de marzo: ‘Mismo sitio, distinto lugar’, por David Sardinero

Más de uno sabrá de dónde viene esta frase, que no es mía. Es el título de un disco de Vetusta Morla, publicado en 2017, y para mí representa perfectamente lo que sugiere la imagen de la portada de este número y todo lo que rodea a un nuevo título de Unicaja. También más de uno se habrá dado cuenta del juego que hemos querido hacer con la portada, que evoca y recuerda a la que hicimos hace dos años, cuando Unicaja conquistó la Copa del Rey en Badalona y titulamos ‘Unicaja reina en una Copa para enmarcar’. Pero la realidad es que han cambiado muchas cosas desde entonces. Lo que en 2023 se vio como una gran sorpresa, como algo inesperado, ahora ha llegado con una normalidad aplastante.

Como la asimilación de que Unicaja está ya en un sitio que le corresponde, que es el suyo. A casi nadie le ha sorprendido que el equipo de Ibon Navarro haya ganado una Copa del Rey; si acaso, llama más la atención el cómo lo ha hecho. De ahí esa nueva obra de arte que definimos. Porque si en Badalona se apeló a ideas relacionadas con la heroicidad, a lo impensable… Ahora, todo lo que sugiere es prácticamente lo contrario. En Las Palmas, Unicaja fue un rodillo que se impuso con autoridad y no generó dudas. De nada sirve pensar dónde estaría en Euroliga este equipo, o si gracias a que no está en Euroliga, pudimos ver un rodillo así, que conquista su quinto título en la era Ibon Navarro. Todo eso es basket ficción, esa que da para debates o conversaciones, pero que no lleva a ningún sitio. Porque la realidad es que Unicaja está siguiendo un camino propio, único, pero es el suyo, y están disfrutando de un viaje extraordinario. En 2025 han llegado al mismo sitio, a ese podio de ganador de la Copa, pero en un lugar distinto, tanto físico, como baloncestístico.

Y prácticamente encadenando esa final de Copa del Rey con la entrega de nuestros premios hemos terminado un número más de nuestra revista, en una semana intensa. Lo explico para que se comprendan los tiempos que manejamos: la final de Copa terminó un domingo, el lunes regresé a Madrid desde Las Palmas, el martes entregamos los Premios Gigantes en nuestra gala anual y prácticamente el viernes rematamos la revista, con varias entrevistas hechas allí y los últimos reportajes en el horno. Un torbellino de actualidad que empezó hace ya casi un mes, con el terremoto NBA que supuso el traspaso de Luka Doncic. Traspaso, Luka Doncic, Lakers, juntos. Unas de esas palabras que si hubiera tenido que escribir el mes pasado jamás habría imaginado y que sacudieron las alertas de nuestros teléfonos móviles un domingo por la mañana de primeros de febrero.

Y si el mes pasado debatíamos aquí sobre los números especiales, monográficos y atemporales, este ha supuesto todo lo contrario. Una contrarreloj para intentar armar la mejor revista posible en un tiempo muy reducido y llegar lo antes posible a los buzones de los suscriptores -seguimos trabajando para intentar que la tengáis un poco antes- y a los kioscos de todas las localidades. Y para acabar, me permito una pequeña licencia. Porque en este mismo sitio, en esta misma página de la revista, empecé a escribir mi columna como director justo ahora hace 10 años. Todos hemos cambiado mucho en este tiempo, pero solo puedo estar agradecido y honrado por todo lo vivido, por lo bueno y por lo malo, y sobre todo por el apoyo y compromiso en este tiempo de los que estáis al otro lado de las páginas y las pantallas. Solo me queda pedir que sigamos muchos años más en el mismo sitio, descubriendo distintos lugares.

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