Desvalijaron en La Plata el Centro de Fotografía Contemporánea que dirige Ataúlfo Pérez Aznar

La inseguridad en territorio bonaerense no da tregua y ahora amenaza el patrimonio cultural. El Centro de Fotografía Contemporánea (CFC), creado en 1991 por el fotógrafo y editor Ataúlfo Pérez Aznar como un desprendimiento de la Fotogalería Omega, fue “violentado y saqueado” en los últimos días de diciembre de 2024 e inicios de este año, según se informó mediante un comunicado. Delincuentes rompieron puertas, rejas y ventanas, destrozaron muebles y robaron más de doscientas cámaras fotográficas, lentes y otros accesorios de la valiosa colección.

Por el momento, las fuerzas del orden solo detuvieron a una persona y se pudo recuperar una pequeña parte del “botín”: un televisor, máquinas de carpintería y trípodes. “Casi nada, lo que más lamento es el robo del material fotográfico, es terrible”, dice Pérez Aznar a LA NACION. El gobierno provincial aún no dio ninguna respuesta. “Supongo que se van a enterar cuando salgan las notas en los diarios”, agrega.

El CFC está ubicado en Diagonal 77 n° 447, entre las calles 5 y 6 de la capital de la provincia de Buenos Aires, en un edificio que perteneció a la familia de Pérez Aznar. “Lo fui refaccionando hasta que abrí la Fotogalería Omega en 1980, que sigue funcionando como sala de exposiciones, y luego el CFC, en 1991”, dice el fotógrafo. La cuadra donde está ubicado el CFC, cercana a Plaza Italia, en La Plata, “de noche es muy complicada, una ‘cueva de lobos’ que se puso muy pesada con borrachines violentos”, describe el fotógrafo.

“Robaron muchas que yo había comprado cuando viajaba y donaciones, incluso una Leica que me había regalado el artista Edgardo Vigo”, dice el director del centro. Entre los faltantes figuran cámaras Olympus, Hasselblad, Asahi Pentax, Nikon y Rollei, además de visores, lentes, filtros y respaldos. En los últimos años, el CFC ha colaborado con instituciones como el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, FOLA, la galería Arte x Arte, la Fotogalería del Teatro San Martín y el Centro Cultural Recoleta.

El comunicado en defensa del CEC, respaldado por fotógrafos, docentes e investigadores como Silvia Mangialardi, Santiago Hafford, Marcos López, Res, Marcos Zimmermann, Martín Glas, Rubén Romano, entre muchos otros, notifica que se creó una comisión tras los robos para intentar recuperar el patrimonio.

“En el acto vandálico, se destruyeron puertas, mobiliario y se revolvieron los seis pisos que conforman el Centro, poniendo en peligro uno de los archivos fotográficos más importantes del país -alerta el comunicado-. Este acervo cultural alberga colecciones de fotografías originales, una biblioteca con más de cuatro mil libros, archivos organizados en cajas y carpetas que documentan la labor de más de dos mil fotógrafos argentinos desde 1980 hasta la actualidad y colecciones de cámaras fotográficas, muchas de las cuales fueron robadas casi en su totalidad”.

Ahora, la misión de la comisión será “trazar estrategias para conseguir apoyo y colaboración, tanto monetaria como institucional, de organismos públicos, privados y de la comunidad en general”, señalan, con el objetivo de “proteger y recuperar este patrimonio, que no solo es vital para la historia de la fotografía, sino también para el desarrollo cultural de las últimas décadas”.

Desde su fundación, el CFC desempeñó un papel crucial en la preservación y promoción de la fotografía argentina. “Figuras destacadas como Anatole Saderman, Grete Stern y Horacio Coppola colaboraron desde los inicios, aportando documentos personales, cámaras, catálogos y otros materiales de valor histórico”. Pérez Aznar contó a LA NACION que Sara Facio donó al CFC la cámara Leica (que no fue robada) con la que realizó la serie de fotos sobre el peronismo y los funerales del líder justicialista en julio de 1974, reunidas en el fotolibro Perón.

“Con el paso de los años, el Centro se consolidó como un referente, recibiendo importantes donaciones de instituciones y particulares que comprendieron la necesidad de preservar la memoria fotográfica. Por ejemplo, el Estudio Kent, al cerrar sus puertas, entregó sus archivos que documentan la vida de la sociedad platense durante más de 50 años, con la intención de que fueran organizados y estudiados en el futuro”, puntualiza el comunicado, y prosigue: “Entre los numerosos bienes donados, se encuentran cámaras antiguas, documentos y colecciones fotográficas de gran relevancia. Sin embargo, debido a las limitaciones económicas, hasta ahora solo hemos podido abrir nuestros archivos a investigadores especializados en fotografía argentina y latinoamericana”.

“El acervo de la Fotogalería Omega y el CFC no es un patrimonio personal sino de la cultura nacional, de la memoria colectiva, y espero que instituciones públicas y privadas nos ayuden a recuperar lo robado y a preservar el acervo, para ponerlo en valor y hacerlo accesible al público y a investigadores”, finaliza Pérez Aznar.