Daniel García Trío con eñe y azúcar: exportando el jazz
El jazz español goza de una salud exultante prueba de ello son ciclos como Jazz Círculo que se celebra de otoño a primavera en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Este año contó con un cartel espléndido con los conciertos de Carmen Souza; Chano Domínguez y Antonio Lizana; Amura y Matthieu Saglio junto a Isabel Julve y José el Piru; Abé Rabadé Trío; Andreas Prittwitz Quintet; Grabu y cierra el ciclo hoy viernes, Daniel García Trío, presentando su reciente «Wonderland». Con Daniel García el piano suena libre, suena con regusto a sal, con sus mareas propias y sucede recogiendo sonidos que engarzan con la tierra. Ese pulso musical lo lleva en la sangre, hasta en pandemia quiso explorar el vínculo con el guitarrista Juan Cerro en «13 versos» (2021). También colabora a dúo con Pablo Martín Caminero. Pero en trío se acompaña de dos virtuosos cubanos de la escena madrileña como Michael Olivera (batería) y Reiner Elizalde «El Negrón» (contrabajo). Ha publicado tres álbumes como Daniel García Trío «Wonderland» (2024), «Vía de Plata» (2021) y «Travesuras» (2019). Reconoce que el más conceptual «es sin duda «Wonderland». Cada tema del disco sirve como un portal, una invitación a explorar distintas facetas de la naturaleza humana. Mi intención con este álbum es capturar un destello de diferentes facetas de nuestro mundo interior, lo que yo llamo «Wonderland». Creo que es un lugar a la vez personal y universal, en el sentido de que cada uno tenemos nuestra experiencia, pero a la vez hay una serie de emociones que todos compartimos». García capta el jazz contemporáneo pero conecta con la tradición musical española de la clásica (el fuego fatuo de Falla o sus sueños de Mompou) y del jazz. «No me considero estrictamente un músico de jazz, sino más bien un improvisador y compositor. Ni estoy ligado a un género en particular, ya que escucho una gran variedad de músicas muy distintas entre sí. Para mí, la música es un todo continuo, y por eso no me gusta encasillarla en estilos, ya que eso puede restringir su esencia. Permito que la música fluya de manera natural, dejando espacio para que todas esas influencias se manifiesten de forma orgánica y teniendo en cuenta el formato para el que estoy trabajando», explica García. Publica desde hace 5 años en el sello alemán ACT Music. «Es un sello único, donde la música se cuida con esmero y se valora desde una perspectiva artística, no solo comercial, lo cual considero un verdadero privilegio. Y tiene una proyección internacional difícil de encontrar hoy en día en sellos dedicados al jazz y músicas improvisadas». En la esencia del jazz está compartir y hacer música con otros, algo que García resalta. «Pero vivimos en una época muy individualista, y eso, por desgracia, tiene su reflejo en la música. Yo siempre defenderé el jazz como un acto colectivo de generosidad hacia la música», remarca. Desaparecen algunos clubs en Madrid y en otras ciudades. No hay una academia como tal de jazz que defienda, dinamice, potencie y difunda el jazz, aunque sigue habiendo buenos festivales de jazz en nuestra geografía. «Ahora mismo el jazz es una música minoritaria en todo el mundo, aunque se está haciendo jazz increíble hoy en día. Simplemente las tendencias de la industria están en otro sitio. Nos toca remar contra corriente, pero yo soy optimista. En España nunca hubo mucha valoración hacia el jazz, si lo comparamos con nuestros vecinos europeos. Pero podemos quejarnos, o podemos hacer algo al respecto. Yo por mi parte elijo seguir haciendo la música que amo e intentar hacerla llegar al mayor número de públicos posible, contra viento y marea», explica con vehemencia. Se formó con el gran Danilo Pérez, pero ha tocado con Jorge Pardo, Arturo Sandoval, Greg Osby y Perico Sambeat, entre muchos otros. Todos estos músicos «comparten una cierta actitud de niño, de querer siempre aprender más, de sorprenderse, de absorber diferentes músicas, y no sólo músicas. Una especie de espíritu ingenuo y curioso ante la vida», subraya. Con Daniel García Diego el jazz vuela libre, y eso nos gusta.
El jazz español goza de una salud exultante prueba de ello son ciclos como Jazz Círculo que se celebra de otoño a primavera en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Este año contó con un cartel espléndido con los conciertos de Carmen Souza; Chano Domínguez y Antonio Lizana; Amura y Matthieu Saglio junto a Isabel Julve y José el Piru; Abé Rabadé Trío; Andreas Prittwitz Quintet; Grabu y cierra el ciclo hoy viernes, Daniel García Trío, presentando su reciente «Wonderland». Con Daniel García el piano suena libre, suena con regusto a sal, con sus mareas propias y sucede recogiendo sonidos que engarzan con la tierra. Ese pulso musical lo lleva en la sangre, hasta en pandemia quiso explorar el vínculo con el guitarrista Juan Cerro en «13 versos» (2021). También colabora a dúo con Pablo Martín Caminero. Pero en trío se acompaña de dos virtuosos cubanos de la escena madrileña como Michael Olivera (batería) y Reiner Elizalde «El Negrón» (contrabajo). Ha publicado tres álbumes como Daniel García Trío «Wonderland» (2024), «Vía de Plata» (2021) y «Travesuras» (2019). Reconoce que el más conceptual «es sin duda «Wonderland». Cada tema del disco sirve como un portal, una invitación a explorar distintas facetas de la naturaleza humana. Mi intención con este álbum es capturar un destello de diferentes facetas de nuestro mundo interior, lo que yo llamo «Wonderland». Creo que es un lugar a la vez personal y universal, en el sentido de que cada uno tenemos nuestra experiencia, pero a la vez hay una serie de emociones que todos compartimos». García capta el jazz contemporáneo pero conecta con la tradición musical española de la clásica (el fuego fatuo de Falla o sus sueños de Mompou) y del jazz. «No me considero estrictamente un músico de jazz, sino más bien un improvisador y compositor. Ni estoy ligado a un género en particular, ya que escucho una gran variedad de músicas muy distintas entre sí. Para mí, la música es un todo continuo, y por eso no me gusta encasillarla en estilos, ya que eso puede restringir su esencia. Permito que la música fluya de manera natural, dejando espacio para que todas esas influencias se manifiesten de forma orgánica y teniendo en cuenta el formato para el que estoy trabajando», explica García. Publica desde hace 5 años en el sello alemán ACT Music. «Es un sello único, donde la música se cuida con esmero y se valora desde una perspectiva artística, no solo comercial, lo cual considero un verdadero privilegio. Y tiene una proyección internacional difícil de encontrar hoy en día en sellos dedicados al jazz y músicas improvisadas». En la esencia del jazz está compartir y hacer música con otros, algo que García resalta. «Pero vivimos en una época muy individualista, y eso, por desgracia, tiene su reflejo en la música. Yo siempre defenderé el jazz como un acto colectivo de generosidad hacia la música», remarca. Desaparecen algunos clubs en Madrid y en otras ciudades. No hay una academia como tal de jazz que defienda, dinamice, potencie y difunda el jazz, aunque sigue habiendo buenos festivales de jazz en nuestra geografía. «Ahora mismo el jazz es una música minoritaria en todo el mundo, aunque se está haciendo jazz increíble hoy en día. Simplemente las tendencias de la industria están en otro sitio. Nos toca remar contra corriente, pero yo soy optimista. En España nunca hubo mucha valoración hacia el jazz, si lo comparamos con nuestros vecinos europeos. Pero podemos quejarnos, o podemos hacer algo al respecto. Yo por mi parte elijo seguir haciendo la música que amo e intentar hacerla llegar al mayor número de públicos posible, contra viento y marea», explica con vehemencia. Se formó con el gran Danilo Pérez, pero ha tocado con Jorge Pardo, Arturo Sandoval, Greg Osby y Perico Sambeat, entre muchos otros. Todos estos músicos «comparten una cierta actitud de niño, de querer siempre aprender más, de sorprenderse, de absorber diferentes músicas, y no sólo músicas. Una especie de espíritu ingenuo y curioso ante la vida», subraya. Con Daniel García Diego el jazz vuela libre, y eso nos gusta.
Publicaciones Relacionadas