Cuáles son los distintos tipos de leche que existen y cómo elegir la más adecuada para cada uno
Elegir la leche adecuada depende de la tolerancia a la lactosa, el colesterol y la refrigeración; todo lo que hay que saber al respecto

La leche es uno de los productos de origen animal más consumidos, por lo que está presente en diversas preparaciones.
Sin embargo, sus variedades y características suelen pasar desapercibidas en el etiquetado, lo que puede dificultar la elección de la más adecuada según las necesidades individuales.
Clasificación según su procesamiento
Los procesos térmicos permiten que la leche tenga una mayor durabilidad y seguridad para el consumo. Dentro de este grupo se encuentran las siguientes variantes:
- Pasteurizada, UHT o en polvo
Todas atraviesan un tratamiento térmico, pero con diferencias en temperatura y duración. La leche pasteurizada es sometida a un calentamiento entre 70 °C y 75 °C durante 15 a 20 segundos, mientras que la UHT (ultra alta temperatura) se expone a 135 °C en pocos segundos. Este último método elimina todos los microorganismos, extendiendo la vida útil del producto hasta cuatro meses sin necesidad de refrigeración antes de abrirse.
Por otro lado, la leche en polvo también pasa por un proceso de pasteurización, pero se le extrae toda el agua, convirtiéndola en polvo seco, lo que permite su almacenamiento prolongado sin refrigeración.
- Tipos A, B y C
Existe una clasificación basada en la carga microbiana presente en la leche pasteurizada:
- Tipo A: menor cantidad de microorganismos.
- Tipo B: nivel intermedio de contaminación.
- Tipo C: mayor carga bacteriana.
Contenido de grasa y opciones para intolerancias
Otra distinción importante se encuentra en la cantidad de grasa contenida en la leche, lo que influye en su elección según la dieta de cada persona.
- Entera: contiene aproximadamente un 3 por ciento de grasa.
- Semidescremada: su contenido graso varía hasta un 1,4 por ciento.
- Descremada: tiene menos del 0,5 por ciento de grasa.
Leche sin lactosa y leche A2
Las personas con intolerancia a la lactosa pueden optar por versiones sin esta sustancia, disponibles en presentación entera, semidescremada o descremada. A estas se les añade la enzima lactasa, lo que facilita su digestión.
Otra opción es la leche A2, que contiene únicamente la proteína beta-caseína A2 en lugar de la A1, presente en la leche tradicional. En particular, la variante A2A2 proviene de vacas que genéticamente producen solo esta proteína, lo que la hace más fácil de procesar para el organismo humano.
“Esta característica la vuelve más liviana, de fácil digestión e ideal para personas con sensibilidad a la proteína A1“, explica Luiz Guilherme Pasetti, gerente de nuevos negocios de Xandô, una marca brasilera especializada en este tipo de leche.
¿Cómo tomar la mejor decisión?
Según la nutricionista Annete Marum, doctora en Genómica Nutricional por la Universidad Federal de San Pablo (Unifesp), es importante conocer estas diferencias para seleccionar la opción más adecuada según cada caso.
“Por ejemplo, para quienes son intolerantes a la lactosa, la leche sin lactosa es la opción más saludable. En cambio, para alguien con colesterol alto, pero sin problemas con la lactosa, la mejor opción es la leche descremada“, explicó.
En contextos donde no se dispone de refrigeración, como en programas de ayuda alimentaria, la leche en polvo representa una alternativa eficiente.
“La leche es un alimento muy nutritivo, pero siempre hay que evaluar cada caso“, concluyó la especialista.