Cómo bajar el precio de los medicamentos 

El sector farmacéutico está constituido por 250 laboratorios, 300 droguerías, 11000 farmacias, 15000 bioquímicos, 30000 farmacéuticos y 80000 médicos. El mercado factura 8000 millones de dólares por año y los primeros 50 laboratorios venden el 80% de ese total. Argentina es el 4° país más consumidor de fármacos, 8 de cada 10 argentinos se automedica y los precios en dólares son los más caros del continente. Beneficio Una buena de PAMI: el trámite obligatorio que hay que hacer para tener medicamentos 100% gratis en abril 2025 Sanidad ANMAT sancionó a una de las farmacias más conocidas por vender medicamentos ilegales Prestaciones sociales No son de PAMI: el Gobierno lanzó un nuevo programa de medicamentos gratis, ¿cuáles son los requisitos? Los medicamentos aumentan por encima de la inflación y de las paritarias, reduciendo fuertemente el poder adquisitivo del salario. Los acuerdos de precios no funcionan. Hace falta competencia. El aumento desmedido del precio de los medicamentos entre diciembre 2023 y abril 2025 redujo 11% promedio la venta de las farmacias y elevó a 7% el incumplimiento de los tratamientos farmacológicos (receta caída). Los pacientes llegan a la farmacia, preguntan cuánto vale el remedio y se va con las manos vacías porque no les alcanza el dinero. El precio de los medicamentos se puede bajar, sin generar déficit público ni demagogia. En primer lugar hay que aumentar la cantidad de productores; estimular la instalación de más laboratorios para favorecer la competencia. No hay que meterse en los costos de las empresas, pero sí romper los oligopolios. Después hay que aplicar la ley 25649 de prescripción y dispensación por nombre genérico y estimular al paciente a que consulte al farmacéutico, que es el experto en medicamentos, para que le cambie una marca cara por otra equivalente más económica. Es la manera empleada en el mundo para bajar precios abusivos. En tercer lugar, hay que aplicar una política de medicamentos que promueva la prescripción racional, la dispensación responsable y la utilización segura de los medicamentos. La cuarta solución es multar y suspender la matrícula de los médicos que recetan marcas comerciales de remedios en lugar de nombres científicos, como manda la ley. Es indudable que no se puede aprobar ni financiar cualquier cosa, pero habiendo un organismo técnico como es la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología (ANMAT), yo lo hubiera dotado de personal en vez de agrandar más el Estado y promover manejos discrecionales y arbitrarios en un área que mueve millones dólares y de la que dependen todos los argentinos, porque todos tomamos medicamentos, desde que nacemos hasta que nos vamos. Además, no solo debe estar constituido por un representante del Ministerio de Salud, uno del Ministerio de Economía y uno de las Facultades de Ciencias Médicas, hay que sumar un representante de las Facultades de Farmacia y Bioquímica, que son las únicas capaces de avaluar la calidad, seguridad y efectividad de un medicamento. Quiero ser diputado de la Ciudad para bajar el alto precio de los medicamentos. Con la completa autonomía en salud y medicamentos que dan los artículos 20, 21 y 22 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, redactaré las leyes necesarias para modernizar el sistema de salud, reconocer a los profesionales trabajadores (también castigar a los que no trabajan y pretenden cobrar) y bajar el precio de las prepagas. Aumentando la competencia, resucitando el "Polo Farmacéutico" de Lugano, organizando campañas de uso racional, recetando y dispensando por nombre genérico, limitando la publicidad, y consultando más al farmacéutico, el medicamento volverá a ser un bien social. Quiero continuar el legado de Arturo Illia, ese médico cordobés presidente entre 1963 y 1966.

Abr 9, 2025 - 02:08
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Cómo bajar el precio de los medicamentos 

El sector farmacéutico está constituido por 250 laboratorios, 300 droguerías, 11000 farmacias, 15000 bioquímicos, 30000 farmacéuticos y 80000 médicos. El mercado factura 8000 millones de dólares por año y los primeros 50 laboratorios venden el 80% de ese total. Argentina es el 4° país más consumidor de fármacos, 8 de cada 10 argentinos se automedica y los precios en dólares son los más caros del continente. 

Los medicamentos aumentan por encima de la inflación y de las paritarias, reduciendo fuertemente el poder adquisitivo del salario. Los acuerdos de precios no funcionan. Hace falta competencia. 

El aumento desmedido del precio de los medicamentos entre diciembre 2023 y abril 2025 redujo 11% promedio la venta de las farmacias y elevó a 7% el incumplimiento de los tratamientos farmacológicos (receta caída). Los pacientes llegan a la farmacia, preguntan cuánto vale el remedio y se va con las manos vacías porque no les alcanza el dinero. 

El precio de los medicamentos se puede bajar, sin generar déficit público ni demagogia. En primer lugar hay que aumentar la cantidad de productores; estimular la instalación de más laboratorios para favorecer la competencia. No hay que meterse en los costos de las empresas, pero sí romper los oligopolios. Después hay que aplicar la ley 25649 de prescripción y dispensación por nombre genérico y estimular al paciente a que consulte al farmacéutico, que es el experto en medicamentos, para que le cambie una marca cara por otra equivalente más económica. Es la manera empleada en el mundo para bajar precios abusivos. 

En tercer lugar, hay que aplicar una política de medicamentos que promueva la prescripción racional, la dispensación responsable y la utilización segura de los medicamentos. 

La cuarta solución es multar y suspender la matrícula de los médicos que recetan marcas comerciales de remedios en lugar de nombres científicos, como manda la ley. Es indudable que no se puede aprobar ni financiar cualquier cosa, pero habiendo un organismo técnico como es la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología (ANMAT), yo lo hubiera dotado de personal en vez de agrandar más el Estado y promover manejos discrecionales y arbitrarios en un área que mueve millones dólares y de la que dependen todos los argentinos, porque todos tomamos medicamentos, desde que nacemos hasta que nos vamos. Además, no solo debe estar constituido por un representante del Ministerio de Salud, uno del Ministerio de Economía y uno de las Facultades de Ciencias Médicas, hay que sumar un representante de las Facultades de Farmacia y Bioquímica, que son las únicas capaces de avaluar la calidad, seguridad y efectividad de un medicamento. 

Quiero ser diputado de la Ciudad para bajar el alto precio de los medicamentos. Con la completa autonomía en salud y medicamentos que dan los artículos 20, 21 y 22 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, redactaré las leyes necesarias para modernizar el sistema de salud, reconocer a los profesionales trabajadores (también castigar a los que no trabajan y pretenden cobrar) y bajar el precio de las prepagas. Aumentando la competencia, resucitando el "Polo Farmacéutico" de Lugano, organizando campañas de uso racional, recetando y dispensando por nombre genérico, limitando la publicidad, y consultando más al farmacéutico, el medicamento volverá a ser un bien social. Quiero continuar el legado de Arturo Illia, ese médico cordobés presidente entre 1963 y 1966.