Campanar, un año después del incendio: de la tragedia a la reconstrucción con el foco en la investigación
El color negro ha desaparecido del complejo residencial del barrio valenciano de Campanar que ardió de forma rápida y espectacular aquella fatídica tarde-noche...

El color negro ha desaparecido del complejo residencial del barrio valenciano de Campanar que ardió de forma rápida y espectacular aquella fatídica tarde-noche del 22 de febrero de 2024 en la que se que desató el pánico y desesperación entre el centenar de familias que lo habitaban. Solo una lona azul cubre ahora la estructura desnuda de las dos torres, en la que ya no quedan escombros. Mientras los operarios siguen trabajando en labores de mantenimiento, al otro lado de la avenida Maestro Rodrigo, la Virgen de Campanar recorre junto a una banda de música las estrechas calles del antiguo municipio de casas bajas, hoy engullido por la gran ciudad. A los compases se unen tracas y el repicar de las campanas. Hay ruido, el pueblo está de fiesta. Todo lo contrario que hace un año, cuando las llamas dieron paso al luto y al silencio.
Este sábado se cumple el primer aniversario del pavoroso incendio que dejó 10 muertos, 15 heridos y a más de cien familias sin hogar tras arrasar 138 viviendas en las que vivían unas 450 personas. Fue la primera tragedia de un año que en la ciudad del Turia se recordará como el más dramático de las últimas décadas y que finalizó con las catastróficas riadas que arrasaron media provincia con la DANA del 29 de octubre.
Tras el desescombro y la limpieza de la estructura, y una vez los técnicos constataron que era posible rehabilitarlo, el edificio encara un futuro esperanzador con la fase de la reconstrucción. Mientras tanto, el juzgado prosigue con la investigación para determinar las causas del siniestro y, sobre todo, el motivo por el que las llamas se extendieron con tanta rapidez. La instrucción también tratará de averiguar si las víctimas mortales se pudieron evitar, con el protocolo de evacuación de los Bomberos en el foco, ya que se que instó a algunos residentes a confinarse frente a otros que decidieron salir del inmueble por iniciativa propia o a instancias de Julián García, el portero que se convirtió en el héroe de la jornada por haber salvado vidas actuando por su propia cuenta.
Otra de las claves está en el revestimiento del edificio que, junto con el fuerte viento que soplaba aquel día, acabó propagando las llamas a gran velocidad. Iniciado en 2005 y finalizado en 2009, en plena burbuja inmobiliaria, el recinto contaba con piscina exterior, jardín y spa comunitario con jacuzzi y sauna. Su promotora, FBEX, presumía de que la fachada ventilada del edificio (dos en realidad) estaba revestida con un innovador material tipo alucobond. Aunque en un principio se apuntó al poliuretano como el material aislante, evidencias posteriores demostraron que era de lana mineral y el revestimiento exterior de composite de aluminio. En cualquier caso, la normativa de aquellos años permitía ese tipo de materiales. Un informe policial apuntó a un frigorífico de la cocina de la vivienda número 86 de la octava planta del edificio, situado en la calle Poeta Rafael Alberti, como origen del fuego, aunque las acusaciones particulares ponen el foco en la propagación.
De hecho, la Audiencia de Valencia reabrió en junio la investigación judicial tras el archivo provisional de marzo, al entender que había que practicar nuevas diligencias a petición de los allegados de una familia de cuatro miembros (padre, madre y dos hijos pequeños) que falleció en el interior de su vivienda, en la que se quedaron encerrados en un baño por indicación de los bomberos.
El juzgado de Instrucción número 9 de Valencia tendrá que enfrentarse, además, a otro problema sobrevenido: la destrucción de varias pruebas que se almacenaban en un edificio de la Generalitat en Riba-roja de Túria, localidad afectada por la riada del 29 de octubre como consecuencia de la DANA. Se trata, según explicó el propio juzgado, del motor compresor del frigorífico en el que, según los análisis periciales, se iniciaron las llamas, así como varios restos del revestimiento exterior del edificio. También fragmentos del material que se colocó entre la fachada y el referido revestimiento así como la sustancia que supuestamente unía las dos caras de los paneles metálicos que se instalaron en la fachada.
Las dramáticas imágenes en directo de las dos torres ardiendo levantaron una ola de solidaridad con donaciones de ropa y alimentos no solo en el barrio de Campanar a través de comercios, fallas y vecinos, sino desde toda España. Los residentes lo habían perdido todo con el avance de las llamas, desde sus objetos más preciados a lo más cotidiano, desde la documentación a las fotografías. Además, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia abrieron una ventanilla única que atendió a las 131 familias afectadas, de las que 99 fueron realojadas de forma gratuita en un edificio de vivienda pública recién comprado por el Consistorio en el barrio de Safranar, al sur de la ciudad. Hoy, según fuentes municipales, solo quedan allí dos familias procedentes de Campanar.
Un año después de la tragedia queda extraer las lecciones de aquel trágico día. Por ejemplo, con la adecuación de los edificios que puedan tener materiales similares en sus fachadas. En este sentido, la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, explicaba esta semana que en los últimos meses "se ha ido analizando qué edificios tenían un material similar" al de Campanar, aunque apuntó que es difícil que se dé una casuística como la del incendio, ya que "ahí intervinieron muchos factores, no solo los materiales".
En cualquier caso, el Ayuntamiento ha puesto en marcha unos sistemas de bonificaciones a las comunidades de propietarios que decidan cambiar esos materiales. Además, "se ha procedido a instalar un sistema a través del cual los bomberos tienen una documentación muy importante de todas las comunidades de vecinos que les ayuda, en el momento de un incendio, a conocer bien la distribución interior de la vivienda y poder acceder, saber dónde están las salidas de emergencia, las escaleras…", explicó la alcaldesa.
Respecto a la rehabilitación de las dos torres, tanto las plantas de las viviendas como los jardines y la piscina ya están limpios. El coste del desescombro (1,5 millones de euros) y la redacción del proyecto de reconstrucción (1,1 millones) lo asumirán las compañías aseguradoras. Este último, realizado por el despacho de arquitectura Arqueha y votado por los propietarios, consistirá sobre todo en el cambio de la fachada con materiales cerámicos, para que no recuerde la tragedia. El siguiente paso será la adjudicación por parte de la comunidad de vecinos de las obras de ejecución, que, según las primeras estimaciones, podrían comenzar en verano y prolongarse entre 12 y 18 meses, con un coste estimado de 30 millones de euros, a cargo también de las aseguradoras.
Acto de homenaje
Los vecinos agrupados en la Asociación de Propietarios Afectados por el Incendio de Campanar (Aproicam) han convocado un acto de recuerdo a las víctimas y de homenaje a los profesionales que lucharon contra el fuego. Será este sábado, 22 de enero a las 17.00 horas, justo cuando se cumplirá un año de la tragedia, en el parque que hay junto al complejo residencial, en la calle Rafael Alberti de Valencia. Además de guardar un minuto de silencio, se leerá un manifiesto en una convocatoria abierta a todo aquel que desee unirse.