Aún estoy aquí: la brillante actuación de Fernanda Torres establece una profunda conexión humana con el espectador

La actriz es el pilar del film de Walter Salles, que cuenta la historia de Eunice Paiva y su lucha, luego de que su marido fuera desaparecido por la dictadura militar brasileña, en 1971

Feb 20, 2025 - 05:24
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Aún estoy aquí: la brillante actuación de Fernanda Torres establece una profunda conexión humana con el espectador

Aún estoy aquí (Ainda Estou Aqui, Brasil - Francia / 2024). Dirección: Walter Salles. Guion: Murilo Hauser, Heitor Lorega, basado en el libro de Marcelo Rubens Paiva. Fotografía: Adrian Teijido. Edición: Affonso Gonçalves. Música: Warren Ellis. Elenco: Fernanda Torres, Selton Mello, Valentina Herszage, Luiza Kosovski, Fernanda Montenegro. Calificación: Apta para mayores de 13 años. Distribuidora: UIP. Duración: 137 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Aún estoy aquí comienza con el retrato de un mundo privado idílico. La belleza de la playa de Río de Janeiro, a comienzos de los 70, y la cotidianidad de los Paiva, una familia numerosa y feliz que vive en una casa grande cerca del mar, siempre abierta para los amigos. Casi como destellos, se pueden ver indicios de otra realidad, mucho más oscura y violenta. Es solo una cuestión de tiempo hasta que esta sombra los alcance.

La construcción específica y detallada de esa vida dichosa, a la que el director Walter Salles y sus guionistas le dedican tiempo y cuidado, sienta una base firme para que el impacto del drama infligido sobre sus personajes sea más profundo. Se trata de contar lo universal desde lo particular; narrar la historia real de una mujer y su familia, es también narrar la Historia (con mayúsculas).

La conexión humana entre el espectador y los personajes es lo que distingue a este film, aunque tenga algunos subrayados, en especial hacia el final. Esta conexión está establecida principalmente por su protagonista, Fernanda Torres. La actriz es el ancla que sostiene a Aún estoy aquí, tal como su personaje, Eunice Paiva, se convierte en el pilar de la familia, cuando su marido, Rubens, es secuestrado y desaparecido por el régimen militar brasileño.

El trabajo de la actriz es brillante, de una forma poco ostentosa y construida desde la sutileza. El arco de Eunice como personaje es complejo: esa vida idílica y divertida del comienzo del film es su punto de vista, que luego cambia cuando se convierte en una mujer que busca respuestas y justicia por la desaparición de su marido, al mismo tiempo que intenta reconstruir la vida de su familia. Torres habita cada paso de ese camino con un realismo y sensibilidad asombrosas, acompañada por un elenco que también ostenta esas cualidades y resulta sobresaliente en su conjunto.

Hay una escena en la que, luego de recibir noticias terribles, Eunice está encerrada en un cuarto, llorando. Su hija más chica entra y le dice que su muñeca se rompió, pero cuando la ve, le pregunta si estuvo llorando. En un solo gesto, Torres contesta que no y hace como puede para disimular. Le dice a la niña que se siente al lado de ella y arregla la muñeca. La naturalidad de esa escena, le da potencia y emoción, al mismo tiempo que representa la decisión de Eunice para seguir adelante en las peores circunstancias.

Uno de los aspectos más interesantes de Aún estoy aquí es que se hace cargo de lo difícil que es para su protagonista transitar lo que le sucede a su esposo y su familia; no se trata de una superheroína, sino de una mujer muy real, que encuentra la fuerza para responder el llamado a transformar su realidad y la de otros.

La película, que está basada en el libro escrito por Marcelo Rubens Paiva, reconocido escritor y uno de los hijos de Eunice, trabaja con la idea de como esta mujer no solo tuvo que lidiar con las consecuencias de la violencia que el régimen militar accionó sobre su marido, ella misma y su familia, sino también con las cuestiones financieras y prácticas, a las que hasta ese momento era casi ajena.

Eunice no sabe de forma automática lo que tiene que hacer, lo va descubriendo y el espectador lo hace con ella. Su propia tragedia despierta una conciencia en ella, que la lleva a recibirse a los 48 años de abogada y dedicarse a ayudar a otros, además de seguir peleando por justicia para su marido. De nuevo, la discreta sofisticación de la actuación de Torres es la que hace posible representar ese formidable recorrido en la pantalla.