Así es la ruta por el laberinto aragonés bajo tierra en el corazón de Teruel
Ofrece al visitante un recorrido asombroso por la intimidad geológica de la Tierra y una oportunidad de conocer el pasado de las especiesUna escapada a Jaca: qué ver y hacer Las entrañas de la tierra guardan sorpresas reveladoras que dicen mucho del pasado del hombre, pero al tiempo ofrecen espacios de belleza insólita que invitan a recorrerlos, una combinación espectacular a la cual es difícil resistirse. Son lugares arcanos que ejercen una atracción a todo el mundo, niños y mayores, especialistas y profanos, obteniendo cada uno tras su visita un recuerdo imborrable y una satisfacción completa. Uno de esos lugares recónditos bajo tierra es tal vez uno de los más singulares de España, por su belleza, por la fascinación que produce y por su interés arqueológico y geológico. Se trata de las Grutas de Cristal de Molinos, en Teruel, un nombre seductor que encierra, desde su descubrimiento en 1961, un no menos seductor tesoro geológico, un cofre lleno de sorpresas para el visitante. Las grutas se ofrecen a la mirada del visitante como un laberinto bajo la tierra aragonesa, de una pureza propia de aquello que guarda los secretos de la naturaleza, algo que viene embellecido por su configuración kárstica que ha hecho que durante miles de años la naturaleza haya esculpido este tesoro subterráneo de maravillas. Estalactitas que extienden sus dedos como queriendo tocar la tierra, estalagmitas que hacen el recorrido inverso hacia la techumbre como queriendo tocar el cielo de roca, y las más sorprendentes, estalactitas excéntricas, que, desafiando la gravedad, gota a gota, año tras año, se expanden paralelamente al suelo o en las direcciones más insospechadas, tejiendo junto a las demás una urdimbre de piedra que se prolonga por todas las estancias de este laberinto subterráneo. Recorrer sus estancias y sus galerías deja en silencio la visita del espectador, que, mudo ante las maravillas que la naturaleza esconde, no puede más que respetar ese silencio telúrico que guardan los secretos arcanos. La temperatura y el sonido de las pequeñas alteraciones que ofrecen el agua y la humedad ponen la banda sonora a una visita mágica en pleno corazón del Bajo Aragón. Cretácico Superior Ubicadas en Teruel, a 970 metros sobre el nivel del mar, las cuevas han sido esculpidas por los cambios del nivel del mar desde su constitución en el Cretácico Superior. El agua ha dado forma a un conjunto geológico único de piedra caliza, marga y arena, que ofrece su espectáculo rocoso a la mirada y el conocimiento de aquellos interesados en desvelar la intimidad de la Tierra. Acueducto de los Arcos de Teruel. Las Grutas de Cristal de Molinos, como su nombre indica, son un conjunto de oquedades. Declaradas Monumento Natural, están compuestas por varias 'salas', cada una con su denominación característica: la Virgen, el Mantón de Manila, la Tarta Nupcial y el Pozo de los Deseos, todos ellos derivados de sus caprichosas formas. El ocio y la cultura, de este modo, se dan la mano y confluyen en un espacio mágico, una ventana al pasado y al interior de la tierra en donde el visitante sale impresionado por los caprichos kársticos y más sabio de como entró. No es una casualidad. Precisamente su belleza es debida a la principal característica de las formaciones de Karst: la maleabilidad de sus materiales, que hacen que puedan ser esculpidos con paciencia por el agua. Yeso, calizas, dolomías... son solubles y ofrecen el material base para que el Tiempo y la Naturaleza cincelen sus esculturas y diseñen sus estancias. Ni la imaginación más desbocada podría imitar la creatividad y originalidad de los motivos que quedan prisioneros de la piedra. Acceso a las cuevas Las Grutas de Cristal de Molino están abiertas todos los días, de 10.00 a 13.30 horas y de 16.00 a 19.00 horas. Para visitarlas se requiere una entrada (teléfono 978 85

Ofrece al visitante un recorrido asombroso por la intimidad geológica de la Tierra y una oportunidad de conocer el pasado de las especies
Una escapada a Jaca: qué ver y hacer
Las entrañas de la tierra guardan sorpresas reveladoras que dicen mucho del pasado del hombre, pero al tiempo ofrecen espacios de belleza insólita que invitan a recorrerlos, una combinación espectacular a la cual es difícil resistirse. Son lugares arcanos que ejercen una atracción a todo el mundo, niños y mayores, especialistas y profanos, obteniendo cada uno tras su visita un recuerdo imborrable y una satisfacción completa.
Uno de esos lugares recónditos bajo tierra es tal vez uno de los más singulares de España, por su belleza, por la fascinación que produce y por su interés arqueológico y geológico.
Se trata de las Grutas de Cristal de Molinos, en Teruel, un nombre seductor que encierra, desde su descubrimiento en 1961, un no menos seductor tesoro geológico, un cofre lleno de sorpresas para el visitante.
Las grutas se ofrecen a la mirada del visitante como un laberinto bajo la tierra aragonesa, de una pureza propia de aquello que guarda los secretos de la naturaleza, algo que viene embellecido por su configuración kárstica que ha hecho que durante miles de años la naturaleza haya esculpido este tesoro subterráneo de maravillas.
Estalactitas que extienden sus dedos como queriendo tocar la tierra, estalagmitas que hacen el recorrido inverso hacia la techumbre como queriendo tocar el cielo de roca, y las más sorprendentes, estalactitas excéntricas, que, desafiando la gravedad, gota a gota, año tras año, se expanden paralelamente al suelo o en las direcciones más insospechadas, tejiendo junto a las demás una urdimbre de piedra que se prolonga por todas las estancias de este laberinto subterráneo.
Recorrer sus estancias y sus galerías deja en silencio la visita del espectador, que, mudo ante las maravillas que la naturaleza esconde, no puede más que respetar ese silencio telúrico que guardan los secretos arcanos. La temperatura y el sonido de las pequeñas alteraciones que ofrecen el agua y la humedad ponen la banda sonora a una visita mágica en pleno corazón del Bajo Aragón.
Cretácico Superior
Ubicadas en Teruel, a 970 metros sobre el nivel del mar, las cuevas han sido esculpidas por los cambios del nivel del mar desde su constitución en el Cretácico Superior. El agua ha dado forma a un conjunto geológico único de piedra caliza, marga y arena, que ofrece su espectáculo rocoso a la mirada y el conocimiento de aquellos interesados en desvelar la intimidad de la Tierra.
Las Grutas de Cristal de Molinos, como su nombre indica, son un conjunto de oquedades. Declaradas Monumento Natural, están compuestas por varias 'salas', cada una con su denominación característica: la Virgen, el Mantón de Manila, la Tarta Nupcial y el Pozo de los Deseos, todos ellos derivados de sus caprichosas formas.
El ocio y la cultura, de este modo, se dan la mano y confluyen en un espacio mágico, una ventana al pasado y al interior de la tierra en donde el visitante sale impresionado por los caprichos kársticos y más sabio de como entró.
No es una casualidad. Precisamente su belleza es debida a la principal característica de las formaciones de Karst: la maleabilidad de sus materiales, que hacen que puedan ser esculpidos con paciencia por el agua. Yeso, calizas, dolomías... son solubles y ofrecen el material base para que el Tiempo y la Naturaleza cincelen sus esculturas y diseñen sus estancias. Ni la imaginación más desbocada podría imitar la creatividad y originalidad de los motivos que quedan prisioneros de la piedra.
Acceso a las cuevas
Las Grutas de Cristal de Molino están abiertas todos los días, de 10.00 a 13.30 horas y de 16.00 a 19.00 horas. Para visitarlas se requiere una entrada (teléfono 978 85 80 04), que cuesta 8 euros, que se reducen a 5 en el caso de niños de entre 5 y 12 años, jubilados y grupos.
Dado su atractivo y la afluencia de público, y de paso para evitar desagradables sorpresas, se recomienda al visitante reservar el ticket con la suficiente anticipación, sobre todo en temporada alta que es cuando más curiosos se dan cita en estas cavidades.
Una ventana laberíntica
Este conjunto laberíntico turolense se encuadra en el Parque Cultural de Molinos, que se ha convertido en una visita obligada para conocer el pasado y la historia geológica, y es un motivo de orgullo de esta provincia española que se muestra encantada de ofrecer a turistas y viajeros sus secretos.
Asomados a esa ventana, es habitual encontrar a científicos y espeleólogos, pero no es necesario ser especialista para disfrutarlas, basta con tener curiosidad y una mente abierta al descubrimiento enriquecedor. Viajeros curiosos, visitantes amantes del ocio cultural son los que se internan por este laberinto de piedra caliza en comunidad de intereses.
Lo que la roca puede decirnos ha sido recogido por los arqueólogos, que han comprobado por los restos encontrados que en el corazón de Teruel, bajo tierra, habitaron mamíferos que poblaban el paisaje hacen 100.000 años.
Entre los restos hay piezas de gran singularidad como la mandíbula del Hombre de Molines, considerado la pieza de homínido más antigua hallada en Aragón con una antigüedad que se interna en la noche de los tiempos: 5.100 años.
Más ocio en la zona

Quien se acerque a las grutas puede aprovechar el viaje o la estancia para internarse por otros espacios que conforman la oferta de ocio y cultura de estos parajes. Teruel ofrece, además de cuevas subterráneas, recorridos por yacimientos arqueológicos con vestigios de la milenaria cultura ibérica de la zona. Es lo que se conoce como la Ruta de los Íberos en el Bajo Aragón.
Una escapada a estos enclaves subterráneos, de bella formación geológica y cargados de pasada, así como las rutas en superficie por los vestigios de la España prerromana e ibérica son una invitación lo suficientemente seductora como para que el curioso dedique parte de su tiempo.
Las Grutas de Cristal de Molinos nunca defraudarán a quien se interne en sus recónditas cavidades.
Para visitar cuevas y recorrer rutas es muy recomendable previamente informarse en la página oficial de turismo de esta fascinante provincia española: turismobajoaragon.com