Riquelme: los insultos de la Bombonera lo obligan a encontrar soluciones urgentes en Boca

El día después del estallido, cerca del 10 intentaron bajaron el tono a la bronca de los hinchas

May 12, 2025 - 16:12
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Riquelme: los insultos de la Bombonera lo obligan a encontrar soluciones urgentes en Boca

“Vamos, Marche, atajalo, por favor...”.

Solo en la enormidad de su palco, con las manos hundidas en los bolsillos y haciendo chocar sus tobillos de lado como quien sufre frío o con­tie­ne las ganas de ir a ori­nar, Juan Román Riquelme se encomendó a Dios y a Agustín Marchesin para que Bo­ca venciera en los penales a Lanús y el fuego en la Bombonera no escalara a niveles superiores. Tres minutos atrás, mien­tras su lugarteniente, Mariano Herrón, delineaba la lista de pateadores para jugarse la clasificación a los cuartos de final, al menos la mitad del esta­dio había insultado a su comisión directiva tras otro flojísimo partido del equipo y una interminable sucesión de malas decisiones que empuja­ron al club a este escenario de incertidumbre e inestabi­lidad en el que se acostumbró a vivir el Mundo Boca.

Por primera vez en 29 años sucedió lo inesperado: el templo que supo corear su ape­llido en su histórico debut como futbolista en 1996, el que vibró con su legen­dario caño a Mario Yepes en el 2000, el que se llenó los ojos con su fútbol y se convirtió domingo a domingo en el patio de su casa, se unió para marcarle la cancha y recor­darle que Boca está por encima de cualquier nombre, incluso de él. El ídolo no se toca, el presidente sí.

“Es todo político”, fue la explicación que se deslizó este domin­go desde el entorno del nacido en Don Torcuato. Tan cierto es que la reprobación a la dirigencia partió de un sector de la cancha emparentada históricamente con la política del club, como que gran parte del estadio se sumó al reclamo y el descontento hacia el 10 se sintió de manera generalizada. Porque está claro que el reclamo de los hinchas tuvo un único destinatario. ¿Alguien co­noce el rostro, la voz o el currículum del resto de los directivos? ¿Cuántos de los que alzaron la voz contra la Comisión identificarían por la calle al vice 2°, Ricardo de la Fuente, o al vice 3°, Diego Anró? Si los balances no se festejan en el Obelisco, ¿cuántos le endilgarían culpas al tesorero si los resultados no acompañan?