Pacho Flores: trompetas seráficas y fiesta venezolana

Programa hispanoamericano , en el que se une la música clásica con los diferentes folclores de los países concurrentes, en esta ocasión Venezuela y Méjico , a través de destacados representantes, tanto compositores como intérpretes. Abría el programa una obra ya ofrecida en 2018 por el maestro Axelrod , 'Redes' de Silvestre Revueltas , que originalmente se pensó como banda sonora de la película del mismo nombre (aunque en principio la cinta se denominó 'Pescados' ), surgida de la imaginación del fotógrafo norteamericano Paul Strand y el músico mejicano Carlos Chávez , responsable cultural del gobierno de su país, y quien en principio se encargaría de componer la banda sonora. Un cambio político haría que la parte musical recayera en Revueltas y la dirección de la película la compartirían entre Fred Zinnemann, futuro ganador de tres oscars, y Emilio Gómez Muriel . Finalmente, el trabajo adoptó un formato entre el documental y la película y fue rodada fundamentalmente con pescadores y otros participantes no profesionales. Pero lo que puso la obra en las salas de concierto fue la adaptación a modo de suite de Erich Kleiber , un trabajo meritorio, pero que el propio compositor facilitó mucho al haber tenido la oportunidad de rehacer su trabajo y poder ver la película ya montada, lo que le permitió adaptar la naturaleza de la música a la escena con la que iba, y no superponerla a los diálogos. Así que nos encontramos una música que tiende a ir avanzando a lomos del argumento y permite por lo tanto sugerir los distintos momentos. Incluso sin la proyección, un director 'honrado' como Hernández Silva pudo contribuir a la direccionalidad de la música, a potenciar las distintas atmósferas -con frecuencia muy contrastadas- y conseguir la plasticidad que la música requiere. La oscuridad con la que comienza se abre de pronto en la sección central de la pieza (modo mayor), y se llena momentáneamente de brillo y esperanza. Sin embargo, el último tramo se nos presenta lúgubre, sombrío, desesperanzado, como golpeado por esos ritmos stravinskianos que lo atormentan. Incluso hacia el final nos oprimen unos 'ostinati' asfixiantes, mientras el director nos iba guiando a través de la descarnada situación, cargado de ese realismo soviético, tan de la época. El cubano Paquito D'Rivera escribió 'Concierto venezolano para trompeta y orquesta' dedicado a Flores , algo tan curioso como que un saxofonista dedique una obra a un trompetista o que lo haga un cubano a un venezolano. La obra ganó un Grammy en 2023, justo cuando el certamen se celebró en Sevilla, en el Teatro de la Maestranza. En este caso, la obra se va abriendo paso poco a poco desde un lenguaje más contemporáneo y anguloso hacia puertos más amables, como los del llamado 'jazz latino', del que D'Ribera es uno de los bastiones. Y también irá creciendo la importancia los aires folklóricos. Pero es la trompeta la que emerge con fuerza entre las densas texturas iniciales, y va acogiendo preciosas combinaciones de color, como con los bongós o más tarde el 'cuatro' (guitarra característica venezolana), el contrabajo y los violines o luego la percusión. No sabemos si algún alma malpensada creerá que las cinco trompetas que presentaba Flores servían como 'demo' de la casa valenciana Stomvi que le hace sus instrumentos. Si fuera así, deberíamos agradecerlo aún más porque nos dio la oportunidad de disfrutar de todo el colorido y las posibilidades que nos presentaban las trompetas. En concreto, hubo un momento precioso conseguido por el instrumento que más nos impresionó por la calidez de su sonido, el fliscorno, que se movía por la zona central/baja, mientras los violines buscaban unos agudos penetrantes, sobre una especie de aire de bolero, coincidiendo con la progresiva entrada de la melodía más tradicional. El final vino con una trompeta pequeña, a la que extrajo un delicado sonido central. Sinceramente, la 'Margariteña' de Inocente Carreño no nos resultó tan interesante, acaso por más previsible, por perseguir de una forma más inmediata los clímax, conseguidos a base de enhiestos fortísimos, que se renovaban con la regularidad de las contracciones prenatales. Los ambientes cambiaban con semejante premura, así que de pronto pasábamos a un escenario soleado, de ritmo ternario bailable, que se encaminó hacia un último fortísimo, este más mantenido. Las tres obras anteriores y esta 'Cantos y revueltas, fantasía concertante para trompeta, cuatro venezolano y orquesta sinfónica' del propio Flores comenzaban con inquietantes sonidos graves e incluso, como en este caso, con un prolongado pedal, con una futura melodía que todavía se estaba formando gracias de nuevo al sonido acariciante del fliscorno. Pero de pronto surgió el 'cuatro' , que en la obra de D'Rivera casi se había limitado a un acompañamiento acórdico, eso sí, con un rasgueo meritorio que acabaría con la muñeca de cualquiera. Aquí empezó a adquirir un protagonismo que no tardaría en convertirse en entusiasmo, sobre todo e

Mar 7, 2025 - 04:22
 0
Pacho Flores: trompetas seráficas y fiesta venezolana
Programa hispanoamericano , en el que se une la música clásica con los diferentes folclores de los países concurrentes, en esta ocasión Venezuela y Méjico , a través de destacados representantes, tanto compositores como intérpretes. Abría el programa una obra ya ofrecida en 2018 por el maestro Axelrod , 'Redes' de Silvestre Revueltas , que originalmente se pensó como banda sonora de la película del mismo nombre (aunque en principio la cinta se denominó 'Pescados' ), surgida de la imaginación del fotógrafo norteamericano Paul Strand y el músico mejicano Carlos Chávez , responsable cultural del gobierno de su país, y quien en principio se encargaría de componer la banda sonora. Un cambio político haría que la parte musical recayera en Revueltas y la dirección de la película la compartirían entre Fred Zinnemann, futuro ganador de tres oscars, y Emilio Gómez Muriel . Finalmente, el trabajo adoptó un formato entre el documental y la película y fue rodada fundamentalmente con pescadores y otros participantes no profesionales. Pero lo que puso la obra en las salas de concierto fue la adaptación a modo de suite de Erich Kleiber , un trabajo meritorio, pero que el propio compositor facilitó mucho al haber tenido la oportunidad de rehacer su trabajo y poder ver la película ya montada, lo que le permitió adaptar la naturaleza de la música a la escena con la que iba, y no superponerla a los diálogos. Así que nos encontramos una música que tiende a ir avanzando a lomos del argumento y permite por lo tanto sugerir los distintos momentos. Incluso sin la proyección, un director 'honrado' como Hernández Silva pudo contribuir a la direccionalidad de la música, a potenciar las distintas atmósferas -con frecuencia muy contrastadas- y conseguir la plasticidad que la música requiere. La oscuridad con la que comienza se abre de pronto en la sección central de la pieza (modo mayor), y se llena momentáneamente de brillo y esperanza. Sin embargo, el último tramo se nos presenta lúgubre, sombrío, desesperanzado, como golpeado por esos ritmos stravinskianos que lo atormentan. Incluso hacia el final nos oprimen unos 'ostinati' asfixiantes, mientras el director nos iba guiando a través de la descarnada situación, cargado de ese realismo soviético, tan de la época. El cubano Paquito D'Rivera escribió 'Concierto venezolano para trompeta y orquesta' dedicado a Flores , algo tan curioso como que un saxofonista dedique una obra a un trompetista o que lo haga un cubano a un venezolano. La obra ganó un Grammy en 2023, justo cuando el certamen se celebró en Sevilla, en el Teatro de la Maestranza. En este caso, la obra se va abriendo paso poco a poco desde un lenguaje más contemporáneo y anguloso hacia puertos más amables, como los del llamado 'jazz latino', del que D'Ribera es uno de los bastiones. Y también irá creciendo la importancia los aires folklóricos. Pero es la trompeta la que emerge con fuerza entre las densas texturas iniciales, y va acogiendo preciosas combinaciones de color, como con los bongós o más tarde el 'cuatro' (guitarra característica venezolana), el contrabajo y los violines o luego la percusión. No sabemos si algún alma malpensada creerá que las cinco trompetas que presentaba Flores servían como 'demo' de la casa valenciana Stomvi que le hace sus instrumentos. Si fuera así, deberíamos agradecerlo aún más porque nos dio la oportunidad de disfrutar de todo el colorido y las posibilidades que nos presentaban las trompetas. En concreto, hubo un momento precioso conseguido por el instrumento que más nos impresionó por la calidez de su sonido, el fliscorno, que se movía por la zona central/baja, mientras los violines buscaban unos agudos penetrantes, sobre una especie de aire de bolero, coincidiendo con la progresiva entrada de la melodía más tradicional. El final vino con una trompeta pequeña, a la que extrajo un delicado sonido central. Sinceramente, la 'Margariteña' de Inocente Carreño no nos resultó tan interesante, acaso por más previsible, por perseguir de una forma más inmediata los clímax, conseguidos a base de enhiestos fortísimos, que se renovaban con la regularidad de las contracciones prenatales. Los ambientes cambiaban con semejante premura, así que de pronto pasábamos a un escenario soleado, de ritmo ternario bailable, que se encaminó hacia un último fortísimo, este más mantenido. Las tres obras anteriores y esta 'Cantos y revueltas, fantasía concertante para trompeta, cuatro venezolano y orquesta sinfónica' del propio Flores comenzaban con inquietantes sonidos graves e incluso, como en este caso, con un prolongado pedal, con una futura melodía que todavía se estaba formando gracias de nuevo al sonido acariciante del fliscorno. Pero de pronto surgió el 'cuatro' , que en la obra de D'Rivera casi se había limitado a un acompañamiento acórdico, eso sí, con un rasgueo meritorio que acabaría con la muñeca de cualquiera. Aquí empezó a adquirir un protagonismo que no tardaría en convertirse en entusiasmo, sobre todo en la siguiente sección, cuyo intenso ritmo compartió con los chelos, hasta llegar a oírse a solas con los metales en un momento mágico. Porque al rasgueo había añadido la posibilidad de compartir a la vez los acordes con la melodía , sin dejar de rasguear, y a una velocidad increíble, sin que hubiese síntomas de cansancio. Es más, a veces 'redoblaba' el ritmo. Para entonces ya había un ambiente festivo que completó el virtuosismo desaforado de Flores, en lo que podía ser un jazz improvisado . Estaban todos los colores, todas las dinámicas: aunque casi siempre lo oímos en 'forte', cuando apianaba lo hacía con una suavidad pasmosa. Pero aún nos quedaba algo que no recordamos haber visto: el director se encarga de las maracas y se requiere la participación de Lucian Ciorata con su contrabajo en animado 'pizzicato' en una pieza que rebautizan como 'Luciano anda suelto' , momento distendido y encantador, con el virtuosismo y la fuerza de la trompeta solista. Pero aún quedaba otra sorpresa: Rondón le pasa el 'cuatro' al director y le pide el contrabajo a Ciorata; este no sabemos si es que no lo entiende bien o es que en principio dice que no, aunque finalmente se lo presta. Y ahí tienen ustedes al director iniciando un vals venezolano con el 'cuarto', Flores con la melodía en la trompeta y el guitarrista con el contrabajo, porque resulta que es contrabajista. Y era de ver la cara de Ciorata que, lejos de preocuparse por su instrumento, parecía como un padre orgulloso de lo bien que toca su hijo. Atención trompetistas, profesores y alumnos de trompeta del Conservatorio , si no lo vieron ayer, no se pierdan el concierto hoy el segundo y último y verán a un trompetista fuera de serie y a músicos y director a la altura del trompetista. Ayer el aforo del Maestranza estaba por debajo de lo que está siendo este año, justo cuando oíamos el concierto más 'redondo' (buena música y diversión) de los que llevamos hasta ahora, en un ambiente de fiesta como pocas veces.