Las Islas del Pacífico se hunden: Denuncian la inacción climática de los países más ricos
El cambio climático ya no es una amenaza futura: es una realidad arrolladora. En México lo vivimos con veranos insoportables, huracanes más violentos y lluvias fuera de control. Pero hay regiones donde la devastación es aún más inminente. Las pequeñas Islas del Pacífico están al borde de la desaparición, no en un siglo, sino en […]

El cambio climático ya no es una amenaza futura: es una realidad arrolladora. En México lo vivimos con veranos insoportables, huracanes más violentos y lluvias fuera de control. Pero hay regiones donde la devastación es aún más inminente. Las pequeñas Islas del Pacífico están al borde de la desaparición, no en un siglo, sino en décadas… o incluso años.
En una carta pública dirigida a las principales potencias contaminantes del planeta —entre ellas China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón—, los líderes de estas islas exigieron compromisos climáticos inmediatos y reales. “La seguridad de nuestras islas depende de su compromiso para tomar acciones decisivas. La única pregunta es: ¿qué van a hacer ahora que lo saben?”, reclaman, con una mezcla de desesperación y valentía.
Las Islas del Pacífico sufren las consecuencias de una deuda pendiente
Los países firmantes del Acuerdo de París tienen la obligación de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero con planes concretos, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs, por sus siglas en inglés). Sin embargo, a meses de la próxima Asamblea General de la ONU en septiembre, solo una minoría de gobiernos ha presentado propuestas. Y muchas de ellas son insuficientes frente a la magnitud de la crisis.
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En lugares como Tuvalu, Kiribati o las Islas Marshall, la amenaza es existencial. El aumento del nivel del mar está devorando tierras, contaminando fuentes de agua dulce y obligando a las comunidades a planear su migración como una cuestión de supervivencia.
Una cuenta regresiva ineludible
Las Islas del Pacífico no solo alzaron la voz en papel. En la pasada cumbre climática de la ONU (COP29), abandonaron las negociaciones como protesta ante la inacción global. Y van más allá: ahora participan en un proceso judicial internacional para exigir responsabilidades legales a los países más contaminantes.
Además, han exigido que los NDCs que se presenten este año sean ambiciosos, alineados con el límite de 1.5 °C del Acuerdo de París, y que no se basen en compensaciones de carbono (como la compra de bonos o subsidios), sino en reducciones reales, inmediatas y verificables.
“El costo del retraso es mayor que el de actuar”, advierten. No se trata solo de evitar que el mar devore una isla, sino de impedir un ciclo irreversible de colapsos en cadena: desastres naturales, crisis alimentarias, migraciones masivas, desplomes económicos y desaparición de ecosistemas.
¿Dónde están los compromisos?
De los países más responsables del CO₂ en el planeta, solo un puñado —como el Reino Unido— ha entregado su NDC actualizado. La Unión Europea lo hará este verano, mientras que China prometió presentarlo antes de la próxima COP30, a celebrarse en Brasil en noviembre, aunque sin especificar fecha.
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La ONU había solicitado estos planes en febrero, pero ante la falta de entregas, extendió el plazo hasta septiembre, insistiendo en que la calidad y claridad de los compromisos son más importantes que su rapidez.
México ante el espejo
Nuestro país, aunque no está entre los principales emisores, sí forma parte de los países más vulnerables. Basta recordar las sequías históricas, los incendios en aumento o los huracanes que llegan antes de tiempo. Las consecuencias de la pasividad climática no conocen fronteras.
El clamor de las Islas del Pacífico no debe ser ignorado. No es solo un llamado a la justicia ambiental, es una advertencia que nos involucra a todos. Cada tonelada de carbono emitida hoy puede ser la sentencia para una nación entera mañana.