“La parca viene con la guadaña en ristre”: el estilo llano y directo con el que Mujica habló de su enfermedad y su muerte
Desde el anuncio de su cáncer de esófago hace algo más de un año, fue explicando paso a paso los avatares de su cambiante pero indeclinable estado de salud
José “Pepe” Mujica, que murió este martes a los 89 años, estuvo un año lidiando con “la parca”, como la llamó en el primer anuncio de su cáncer de esófago a fines de abril de 2024, cuando dejó a todos atónitos.
Desde entonces, fue comentando públicamente los vaivenes de sus tratamientos, sus alivios y recaídas, sin abandonar jamás su estilo campechano. Fue el vocero de su lento declive, dando cuenta de sus estados de ánimo según atravesaba entradas y salidas del hospital, intervenciones, momentos de calma, sustos y contratiempos.
El anuncio que conmovió a Uruguay y al mundo fue el 29 de abril de 2024, cuando dijo en conferencia de prensa que tenía un tumor en el esófago. Le había sido diagnosticado cuando fue a hacerse un chequeo médico. Una semana después, inició un tratamiento con sesiones de radioterapia.
“En mi vida, más de una vez anduvo la parca rondando el catre, pero me siguió pastoreando. Esta vez me parece que viene con la guadaña en ristre, y veremos lo que pasa”, dijo el Pepe. “Mientras pueda, seguiré militando y entretenido con las verduras. Mientras el rollo aguante, voy a seguir”, añadió sin dar el brazo a torcer.
“Quiero transmitirle a las pibas y pibes que la vida es hermosa, pero se gasta y se cae. El quid es empezar de vuelta cada vez que uno cae, y si hay bronca, que la transformen en esperanza. Nadie se salva solo (…) Estoy agradecido y que me quiten lo bailado”, concluyó.
“La etapa más difícil”
Tras terminar as sesiones de radioterapia el 16 de junio, fue atendido en hospital el 23 de agosto por trastornos digestivos. El 26 de agosto fue ingresado por una descompensación y estuvo 24 horas internado. El 31 de agosto debió ser llevado otra vez al sanatorio por “un episodio puntual de molestia” al alimentarse.
Su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolansky, dijo por esos días que Mujica atravesaba “la etapa más difícil del tratamiento” debido a la inflamación del aparato digestivo provocada por la radioterapia, lo que le impedía alimentarse adecuadamente. “Desgraciadamente solo puede [comer] sopita, algún jugo, alguna gelatina y los uruguayos estamos acostumbrados a prendernos al asado, al guiso, a otra cosa, y es penoso eso”, lamentó.
Entre estos episodios, el 24 de agosto, dijo en una entrevista con The New York Times que estaba “deshecho” por el tratamiento contra el cáncer. “Me hicieron un tratamiento con radiología. Este, y según los médicos, anduvo bien, pero yo estoy deshecho”, aseguró, y luego cambió de tema para hacer un comentario sobre algunos de los males más notorios de la sociedad contemporánea.
El 14 de septiembre recibió el alta de un hospital de Montevideo, después de ser sometido a una operación de gastrostomía. Al mes siguiente, el 21 de octubre, a una semana de la primera vuelta presidencial, tuvo una emotiva reaparición en un acto de campaña del Frente Amplio, donde acompañó a su candidato, Yamandú Orsi.
“Soy un anciano que está muy cerca de emprender la retirada de la que no se vuelve, pero soy feliz porque están ustedes, porque cuando mis brazos se vayan habrá miles de brazos sustituyendo la lucha”, afirmó Mujica.
En su breve discurso, pronunciado entre gritos de “¡Te queremos, Pepe!”, llamó a lograr el desarrollo del país para tener los medios para formar a las generaciones futuras. “Hay que trabajar por la esperanza. Hasta siempre, les doy mi corazón. Y gracias por existir”, se despidió.
“La compañera amarga”
Ya desde los spots de campaña aseguraba a los votantes uruguayos que era su despedida, su última elección. Su “hasta siempre” en la tarima junto a Orsi echó a correr un mar de lágrimas entre los desolados militantes que abarrotaban el lugar. Sabían que estaban ante un acontecimiento único, solo comparable a su elección presidencial de octubre de 2009.
A principios de enero, en una entrevista con Hugo Alconada Mon, Mujica dijo que la muerte “es una compañera amarga que está cerca”. “No es que quiera morirme, pero evidentemente... Me voy arrimando”, dijo sin lamentaciones.
“Yo creo que a nadie le gusta morirse. Porque estamos programados para querer vivir, pero sabemos que al final nos morimos. No le tengo miedo, tampoco la deseo. Pero por la edad que tengo, y las dolencias. es una compañera amarga que está cerca. La tengo que pastorear”, añadió.
Días después aseguró en declaraciones al semanario Búsqueda que se estaba muriendo y que no realizaría ningún nuevo tratamiento para pelear la enfermedad. “El cáncer en el esófago me está colonizando el hígado. No lo paro con nada. ¿Por qué? Porque soy un anciano y porque tengo dos enfermedades crónicas”, sentenció.
“No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta (…) Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso”, añadió.
“Yo me voy a morir acá”, sentenció en alusión a la chacra de Rincón del Cerro donde vivía. “Ahí afuera hay una sequoia grandota. Está Manuela (su perra) enterrada ahí. Estoy haciendo los papeles para que ahí también me entierren a mí. Y ya está”, aseguró.