La metáfora bélica (y II)
Fernando Navarro Fernando Navarro Mar, 18/03/2025 - 08:04 | El poder del lenguaje Terminaba la entrega anterior mostrando comprensión por el hecho de que muchos pacientes oncológicos se sientan incómodos ante las metáforas belicosas de lucha, batalla, valentía y heroicidad. Podría citar en su apoyo a cientos de profesionales, pero creo que bastará con dos solo.Desde la vertiente médica, la galena y viñetista Mónica Lalanda publicó en 2017 en Acta Sanitaria, coincidiendo con el Día Mundial contra el Cáncer, una tira cómica en cuya primera viñeta podía leerse: «Una persona con cáncer no es un soldado en ninguna batalla, no es parte de una guerra; una persona con cáncer no lucha contra nada ni gana o pierde combates». Una persona con cáncer, en efecto, es en esencia simplemente una persona. Viñeta de Mónica Lalanda en 'Acta Sanitaria', 9 de febrero de 2017. Ese mismo año, pocos meses después, lo explicaba asimismo con meridiana claridad —si bien ahora desde la vertiente lingüística— Elena Álvarez Mellado (2017) en El Diario:El problema de hablar del cáncer en términos de lucha es, fundamentalmente, un problema de metáforas. Porque la metáfora de la batalla para hablar del cáncer (o de enfermedades graves y largas en general) no afecta solo a una palabra en concreto, sino que se extiende a todas las expresiones que se usan para referirse a la enfermedad: se «lucha» contra el cáncer, se «gana» la «batalla» contra la enfermedad, los pacientes son «luchadores», son «valientes», no se «rinden». La metáfora bélica es ubicua e impregna todo el discurso en torno a la enfermedad. […] La belleza de las metáforas reside en que a través de ellas podemos observar cómo aflora la conceptualización que hacen del mundo los hablantes de una lengua. Pero las metáforas entrañan también un peligro: el de que nos atrapen, hasta tal punto que nos quedemos encadenados a la metáfora hasta que ya ni siquiera sepamos pensar fuera de ellas. Y esa es exactamente la crítica de quienes reclaman otras formas de hablar del cáncer más allá de la narrativa única que representa la enfermedad como si fuese una batalla. Hablar de la enfermedad en términos bélicos desencadena unas consecuencias semánticas sutiles pero poderosas: si el cáncer se «vence», si los pacientes «luchan», si hay una «batalla» que librar, si, en definitiva, el cáncer es una guerra, entonces envuelta en la metáfora se nos está colando subliminalmente la noción de que la muerte o la convalecencia son formas de fallar, de rendirse, de perder. De fracasar, al fin y al cabo. Off Fernando A. Navarro Off


Terminaba la entrega anterior mostrando comprensión por el hecho de que muchos pacientes oncológicos se sientan incómodos ante las metáforas belicosas de lucha, batalla, valentía y heroicidad. Podría citar en su apoyo a cientos de profesionales, pero creo que bastará con dos solo.
Desde la vertiente médica, la galena y viñetista Mónica Lalanda publicó en 2017 en Acta Sanitaria, coincidiendo con el Día Mundial contra el Cáncer, una tira cómica en cuya primera viñeta podía leerse: «Una persona con cáncer no es un soldado en ninguna batalla, no es parte de una guerra; una persona con cáncer no lucha contra nada ni gana o pierde combates». Una persona con cáncer, en efecto, es en esencia simplemente una persona.

Ese mismo año, pocos meses después, lo explicaba asimismo con meridiana claridad —si bien ahora desde la vertiente lingüística— Elena Álvarez Mellado (2017) en El Diario:
El problema de hablar del cáncer en términos de lucha es, fundamentalmente, un problema de metáforas. Porque la metáfora de la batalla para hablar del cáncer (o de enfermedades graves y largas en general) no afecta solo a una palabra en concreto, sino que se extiende a todas las expresiones que se usan para referirse a la enfermedad: se «lucha» contra el cáncer, se «gana» la «batalla» contra la enfermedad, los pacientes son «luchadores», son «valientes», no se «rinden». La metáfora bélica es ubicua e impregna todo el discurso en torno a la enfermedad. […] La belleza de las metáforas reside en que a través de ellas podemos observar cómo aflora la conceptualización que hacen del mundo los hablantes de una lengua. Pero las metáforas entrañan también un peligro: el de que nos atrapen, hasta tal punto que nos quedemos encadenados a la metáfora hasta que ya ni siquiera sepamos pensar fuera de ellas. Y esa es exactamente la crítica de quienes reclaman otras formas de hablar del cáncer más allá de la narrativa única que representa la enfermedad como si fuese una batalla. Hablar de la enfermedad en términos bélicos desencadena unas consecuencias semánticas sutiles pero poderosas: si el cáncer se «vence», si los pacientes «luchan», si hay una «batalla» que librar, si, en definitiva, el cáncer es una guerra, entonces envuelta en la metáfora se nos está colando subliminalmente la noción de que la muerte o la convalecencia son formas de fallar, de rendirse, de perder. De fracasar, al fin y al cabo. Off Fernando A. Navarro Off