La cara y cruz del bajo precio de la luz: menos inversión en renovables, pero mayor competitividad

El coste del Mwh no despega y durante las últimas semanas vemos precios negativos

May 10, 2025 - 07:31
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La cara y cruz del bajo precio de la luz: menos inversión en renovables, pero mayor competitividad

Un eterno dilema. España se encuentra entre la espada y la pared por culpa de los precios de la electricidad. La tónica general en este 2025 es que el coste del megavatio por hora no supera los 20 euros, en el mejor de los casos.

Varios factores han influido en este aspecto, como, por ejemplo, el alto funcionamiento de las energías renovables. Estas tecnologías son infinitamente más baratas que las centrales nucleares o los ciclos de gas, estos últimos siempre pendientes del mercado internacional de la materia prima.

El sistema energético español premia a las centrales que más barata ofertan la electricidad a la hora de ofrecerlas al mercado, por lo que siempre entrarán primero la eólica, la fotovoltaica o la hidráulica. En caso de que las condiciones no se den, las otras fuentes de energía irrumpen en el mix energético para poder dotar de suficiente oferta.

En dicho mercado, también entra el denominado precio marginalista, en el que se cruza la oferta con la demanda. La última central necesaria para cubrir la demanda en una hora determinada (es decir, la más cara que entra en el mercado) fija el precio para todos los productores.

Es decir, todos los generadores que ofertan por debajo del precio marginal cobran ese precio marginal y el consumidor paga ese precio marginal por cada MWh consumido. Y esta es la clave por la que España tiene un gran dilema.

Unos precios bajos, tanto para los consumidores pequeños como para los grandes, son una buena noticia. La razón es más que obvia. La factura eléctrica es mucho más barata y el ahorro es mayor para las familias y empresas. A nivel empresarial, esto permite que los costes sean mucho menores y la competitividad sea mayor.

Mecanismo marginalista

Pero en el lado opuesto se encuentran los inversores. El sistema que se creó en España está pensado para que, cuando entren las tecnologías más caras, se cree un gap a favor de las tecnologías más baratas (como son las renovables) y puedan conseguir unos mayores beneficios, puesto que siempre se paga a todo el mercado el megavatio más caro que se paga en una hora determinada. Si, por ejemplo, la eólica ofrece la electricidad a 7 euros el MWh y en la misma franja irrumpe el gas a 20, ésta obtiene un plus de 13 euros de beneficio extra.

Este mecanismo se creó para compensar las enormes inversiones que se han venido desarrollando en los últimos años en España. Es una forma de atraer a inversores interesados en poder acometer sus operaciones en territorio nacional. Pero, con la nueva realidad que se vive en el mercado ibérico, esto podría cambiar.

Las fuentes consultadas por este periódico hacen hincapié en que “un período alargado de precios bajos podría ocasionar que los inversores analicen con detenimiento entrar en un mercado tan poco remunerado”.

Los analistas consultados inciden en que en el mercado energético “ha de haber un cierto equilibrio entre los precios para que no estén disparados, pero tampoco sean ridículos”. Conviene recordar, en este aspecto, que durante Semana Santa y en el puente de mayo los precios se hundieron hasta llegar a los 10 euros negativos.

Desde marzo se ha visto un descenso acusado de los precios, pero el coste medio mensual en febrero se situó en 108,31 €/MWh, marcando un aumento del 12,44% respecto al mes anterior. La caída en la generación eólica y el aumento en el uso de gas para la generación eléctrica fueron factores clave en este repunte.

En 2024, España experimentó un crecimiento significativo en las inversiones en energías renovables, consolidándose como un líder en la transición energética. Aunque no se dispone de una cifra exacta del total invertido, diversos indicadores reflejan este impulso.

Se estima que las inversiones en energías renovables superaron los 15.000 millones de euros en 2024, con más de 10.000 millones invertidos en la primera mitad del año, principalmente en proyectos de energía solar fotovoltaica y eólica.