Jaime Ortega*: Las derechas no son nacionales
Se ha establecido un contexto en los últimos años de que las derechas –especialmente las que gobiernan Estados Unidos– son nacionalistas, vinculando esta posición con eventos pasados como el nazismo alemán, el fascismo italiano y variaciones subsidiarias. Esta imagen, heredera de proyecciones políticas que afirmaban un sentido de nación de manera agresiva y destructiva sobre otras, es propio del siglo XX. Hay que cuestionar el consenso de ese uso. Dichas fuerzas políticas, cuya agresividad es indudable y soberbia mediática desbordante en el horizonte político global, no son nacionales, por más que llamen a supuestas grandezas de tiempos perdidos: recordando a Marx, hay que evaluar a los seres humanos por lo que realmente son, no por lo que dicen que son.
Se ha establecido un contexto en los últimos años de que las derechas –especialmente las que gobiernan Estados Unidos– son nacionalistas, vinculando esta posición con eventos pasados como el nazismo alemán, el fascismo italiano y variaciones subsidiarias. Esta imagen, heredera de proyecciones políticas que afirmaban un sentido de nación de manera agresiva y destructiva sobre otras, es propio del siglo XX. Hay que cuestionar el consenso de ese uso. Dichas fuerzas políticas, cuya agresividad es indudable y soberbia mediática desbordante en el horizonte político global, no son nacionales, por más que llamen a supuestas grandezas de tiempos perdidos: recordando a Marx, hay que evaluar a los seres humanos por lo que realmente son, no por lo que dicen que son.
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