“Es horrible”: la exesposa de Gary Coleman se defiende de las versiones que la responsabilizan de la muerte del actor
En un nuevo documental sobre la vida del protagonista de Blanco y negro, su entorno más cercano apunta contra la mujer con la que compartió sus últimos años

La vida de Gary Coleman no fue tan idílica como la de Arnold Jackson, el personaje de la serie Blanco y negro que lo lanzó a la fama cuando era apenas un niño. Su muerte, también estuvo envuelta en de un halo sombrío que un nuevo documental, Gary, intenta despejar.
Según informaron los principales medios estadounidenses, uno de los grandes interrogantes que despierta el documental a través de testimonios de los seres más cercanos al actor es el rol que ocupó su exesposa, Shannon Price, la fatídica noche en la que perdió la vida.
La pareja se había casado en 2007 y se había divorciado un año después, pero seguía viviendo bajo el mismo techo. El actor murió en mayo de 2010, a los 42 años, luego de caerse en la cocina de la casa que compartían en Santaquin, Utah, y sufrir una hemorragia intracraneal.
La mujer afirma que encontró a su exesposo en el suelo, en medio de un charco de sangre y que inmediatamente llamó a emergencias. En aquella llamada, que trascendió tiempo después, se a escucha negándose a seguir las instrucciones que le daban del otro lado del teléfono. “No puedo estar aquí con toda esta sangre. Tengo arcadas. No quiero quedarme traumatizada”, se la oye decir, con la voz entrecortada.
Una ambulancia se presentó en el lugar y trasladó a Coleman al hospital, pero su exesposa no lo acompañó. Allí permaneció durante dos días en un coma inducido, hasta que Price autorizó a que desconectaran el respirador artificial que lo mantenía con vida.
En el nuevo documental, que en los Estados Unidos se emitió por la cadena Peacock, familiares y amigos del actor aseguraron que era de público conocimiento que Coleman quería que lo mantuvieran con vida durante al menos dos semanas si llegara a atravesar por una situación como la que le tocó vivir. Por eso, la decisión de su exesposa no hizo más que aumentar las sospechas sobre sus verdaderas intenciones.
Luego del estreno, Price brindó una entrevista con la revista Inside Edition en la que enfrenta las críticas. “Lo que dijeron sobre mí es horrible. No tengo nada que ocultar”, aseguró. Y agregó. “Lo ayudé. Tuve que correr a todos lados buscando una toalla porque no teníamos ninguna en el baño de abajo”.
“Lo que la gente tiene que entender y darse cuenta es que esta es la primera situación realmente traumática que he tenido que presenciar”, explicó.
Price afirmó en el documental que ella estaba en la cama cuando el actor regresó de su sesión de diálisis. Minutos después de que él se fuera a la cocina para preparar la cena, escuchó “un gran estruendo” y al bajar encontró a Coleman en un charco de sangre en el piso de la cocina.
A pesar de las sospechas y de las suspicacias de las demás personas que prestaron su testimonio, la exesposa del actor aseguró que ella no cometió “ningún delito”. “Nunca hubiese lastimado a mi esposo. Nunca”, indicó. De todos modos, previendo que muchos la señalarían como la culpable del traumático desenlace, cuando le preguntaron si la habían convertido en la “villana de la historia”, respondió sin rodeos que sí.
“Los que me señalan con el dedo, mejor que tengan sus manos bien limpias”, señaló. Y agregó que el informe policial y el certificado de defunción de Coleman mostraban que ella no hizo nada malo.
En 2010, el jefe de policía de Santaquin, Dennis Howard, le dijo a People que “no había absolutamente nada sospechoso en la muerte [de Coleman]” y que “no había ninguna investigación [criminal] en curso”. El certificado de defunción del actor, efectivamente, aseguraba que su muerte fue producto de un “accidente”.
Aunque Price asegura que nunca le habría hecho daño a su exesposo, sí admitió haberlo golpeado tiempo atrás. “Le di un par de bofetadas, no fue nada grave, nada que llamara la atención”, dijo. “La gente se pega, se golpea. La gente lo hace. Si lo niegas, estás loco” indicó.
Su comportamiento después de la muerte del actor también generó controversia: ese mismo año vendió una foto de su marido en su lecho de muerte a los tabloides, y defendió su decisión diciendo que “la gente necesitaba ver por lo que pasó”.
En el documental, la abogada del fallecido actor da algunos detalles de la “tumultuosa relación” que existió entre los miembros de la pareja y aseveró que ella solía burlarse del tamaño de su marido, que medía 1,42 metros.