El quebranto de los jueces
Forbes México. El quebranto de los jueces Más allá del limbo en que se encuentra el sistema judicial, conviene atender a las advertencias de la propia Suprema Corte, porque lo que se está comprometiendo es la aplicación misma de la ley. El quebranto de los jueces Julián Andrade

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El quebranto de los jueces

El quebrantamiento del Estado de Derecho. Así le llamó el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena al diferendo entre jueces de amparo y magistrados del Tribunal Electoral en lo que se refiere a la Elección Judicial.
Unos y otros se apartaron del marco constitucional al dictar sentencias para las que no eran competentes.
“Las suspensiones de los jueces de amparo estuvieron mal concebidas por versar sobre materia electoral y deben revocarse, pero esto no autoriza a la Sala Superior, para irrumpir la cadena impugnativa del amparo”, señaló el ministro.
La Corte corrigió la plana a unos y a otros, ordenando que no se salgan de la esfera de competencia, donde no hay amparo en materia electoral, pero el TEPJF no puede revocar mandatos de los jueces.
Hay diversas lecciones en este asunto, y quizá la más inquietante sea la de constatar, como reveló con tino Gutiérrez Ortiz Mena, que el derrumbe de la legalidad no se da en un solo golpe, sino que se va calibrando con una erosión cotidiana que se acentúa con cada resolución que no es aceptada.
En la sesión del 13 de febrero, la que se convertirá en una pieza de estudio, el ministro acusó que “cada transgresión al orden constitucional ha allanado el camino para la siguiente, hasta llegar al punto donde los límites institucionales que alguna vez parecieron inquebrantables se han vuelto porosos, la amenaza más insidiosa al orden constitucional no es su rechazo frontal, sino su deterioro paulatino por quienes tienen el deber de salvaguardarla”.
Se cruzaron líneas de las que no hay vuelta para atrás, al menos por el momento, las que ya generaron un daño mayor y debilitaron la percepción sobre el imperio de la ley.
En un momento en que los desafíos de suman, donde contar con instituciones fuertes ayudaría a enfrentar con mayor margen de acción los amagos que vienen del exterior y las acechanzas de los grupos criminales que complican la paz interior.
Pero el daño está hecho, y en esas aguas broncas es en las que se tendrá que navegar.
¿Cómo llegamos a esta situación? Se concatenó la reforma judicial con la ausencia de diálogo con quienes serían los principales afectados por los cambios y esto provocó que las posiciones se alejaran hasta los extremos. Nunca existió la voluntad de convencer y mucho menos de acordar.
La peculiaridad con la que funciona el Pleno de la Corte es parte de esta situación anómala, donde la mayoría de los integrantes saben que sus días en el máximo tribunal terminarán a finales de agosto, cuando lleguen sus relevos, los nueve ministros que serán electos en las urnas.
Pero no es la única distorsión, sino que se empalma, de algún modo, con la integración del Tribunal Electoral, donde no se completaron los lugares y esto permitió que impere un esquema de determinaciones que no necesariamente operaría si estuvieran en funciones siete magistraturas y no cinco.
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