El problema de la economía europea es Europa
Tras vencer en las elecciones y tomar posesión, Donald Trump ha comenzado a aplicar algunas medidas proteccionistas, algunas de las cuales ha anunciado que afectarán a la UE, con aranceles que pueden llegar al 25%.El proteccionismo, como ya he dicho, es nocivo para la economía, tanto para los países exportadores como para el país que … Continuar leyendo "El problema de la economía europea es Europa"

Tras vencer en las elecciones y tomar posesión, Donald Trump ha comenzado a aplicar algunas medidas proteccionistas, algunas de las cuales ha anunciado que afectarán a la UE, con aranceles que pueden llegar al 25%.
El proteccionismo, como ya he dicho, es nocivo para la economía, tanto para los países exportadores como para el país que impone el arancel, que sufrirá tensiones inflacionistas. Ahora bien, dicho esto, el mayor problema de la UE no son esos aranceles, siendo negativos e indeseables, sino su propia política, que la empobrece, como bien ha señalado Draghi en un artículo en Financial Times hace unos días, ya que muchas medidas normativas de la UE pueden suponer un incremento de coste muy superior al de los potenciales aranceles de EEUU.
Europa se encuentra anquilosada, sumida en una parálisis motivada por lo políticamente correcto en muchos casos, que ha hecho que perdiese competitividad, viese cómo sus empresas no podían competir en los mercados, se hiciese dependiente energéticamente, militarmente no tuviese ningún peso y que también se abandonase la disciplina presupuestaria, aprovechada especialmente por los gobiernos menos responsables en el cumplimiento de la estabilidad, como es el caso del gobierno español del presidente Sánchez.
Europa tiene que apostar sin dudarlo por una política energética que no la ahogue, donde la energía nuclear tiene que jugar un papel importantísimo, porque es la que puede garantizar una mayor independencia energética europea. Alemania y España, dos países fundamentalistas contra la energía nuclear, deben abandonar esos dogmas.
Desde el punto de vista de la inmigración, la UE necesita inmigrantes para poder aumentar su mano de obra y su producción, y, con ello, su riqueza, pero debe seleccionar qué tipo de inmigración necesita, que acepte la cultura occidental y esté dispuesta a trabajar y prosperar, que son la mayoría de inmigrantes, pero Europa debe velar por ello.
Debe abandonar toda tentación proteccionista, haga lo que haga Estados Unidos, al tiempo que no puede seguir asfixiando a los agricultores europeos con normativa absurda que no exige en las importaciones. No debe haber proteccionismo, que nunca es la solución, sino que, simplemente, no debe estrangular a los agricultores europeos y, a partir de ahí, que puedan competir entre todos, europeos y de fuera de la UE.
Debe recuperar con firmeza la estabilidad presupuestaria y ser rigurosa con los incumplimientos, y no permitir un gasto sin límite. Debe obligar a reducir gastos innecesarios para incrementar el gasto en Defensa, imprescindible, pero no sin reducir antes otras partidas absurdas. Debe ponerse fin a la deuda creciente y establecer medidas coercitivas a quienes incumplan su reducción.
Puede intentar escudarse en que Trump va a imponer el proteccionismo -que es un error, insisto- y que ello va a hacer entrar en recesión a Europa -aunque, sobre todo, puede hacer entrar en recesión a Estados Unidos, con, además, riesgo de elevada inflación, una clara estanflación, pero eso sólo será un componente más que afectará negativamente a una economía que se está quedando atrás por las políticas económicas suicidas aplicadas por la UE e impulsadas por su motor económico, Alemania, que Merz ahora debería cambiar, pero su acuerdo con el SPD para eliminar el límite de deuda no es una buena señal: ha buscado, como la mayoría de los políticos, una vez más el gasto en el corto plazo en lugar de las reformas para el largo plazo.
Que la UE, por tanto, no busque fantasmas fuera, por perjudiciales que sean; el principal problema está en las medidas económicas, energéticas y regulatorias de la UE, delirantes, que empobrecen a la economía europea.