
Si uno pretende entender, más o menos, lo que está ocurriendo actualmente en los Estados Unidos, necesita reflexionar sobre el origen y evolución del nuevo conservadurismo americano y las profundas diferencias que le separan del de hace veinte o treinta años. En los años noventa del siglo pasado el partido republicano estaba dominado por el llamado pensamiento «neocon», también fuertemente ideologizado, pero en un sentido casi radicalmente contrario al conservadurismo actual. Entonces dominaba la teoría del fin de la historia y, en consecuencia, del capitalismo y de la democracia como el único sistema político-económico de un futuro global que inexorablemente iba a caminar en esa dirección. De lo que se trataba precisamente era de aprovechar el momento de la victoria estadounidense en la Guerra Fría para consolidarlo en la esfera internacional, por la fuerza si era necesario, como prueba la guerra de Irak. Se entendía que el libre comercio era algo enormemente positivo que iba a conducir a la paz, a la prosperidad y a la extensión de la democracia y de las libertades políticas, en beneficio de todos. En la esfera interna lo que se impone es una visión de la sociedad fuertemente individualista (como decía Thatcher, «¿sociedad?, no […]