El discurso de Pollán recibe duras críticas de los partidos y empaña el acto del Estatuto de Castilla y León

Los 42 años que ya ha cumplido el Estatuto de Autonomía de Castilla y León dejaban este viernes algo aparcado el protagonismo de ese cumpleaños en el acto oficial celebrado en las Cortes –tres días después de la fecha que marca el calendario– por el discurso del presidente de la Cámara, Carlos Pollán. «Adelanto ya una posible crítica a mi discurso» , avanzaba en uno de los momentos de su intervención. Y no fallaba el pronóstico, pero no solamente por ese punto en el que defendía que asuntos de carácter nacional e internacional tengan cabida en el debate parlamentario autonómico. Como falto de la institucionalidad que se presuponía y cargado de tinte «electoral» coincidían en calificar desde los dos partidos mayoritarios en la Cámara, PP y PSOE, el discurso de Pollán (Vox), que sólo recibía el aplauso –procuradores en pie, incluso– de los suyos y alguno tímido y breve en la bancada socialista. Ni uno más del resto del hemiciclo. Una intervención marcada por los tiempos, que populares y socialistas no pasaban por alto. Y es que más allá de coincidir con los 42 años de la norma que alumbró el nacimiento de Castilla y León como Comunidad Autónoma, la de este viernes era la primera cita en la que el partido de Pollán no tiene un líder tras la marcha del que fuera vicepresidente de la Junta y cabeza electoral, Juan García-Gallardo , y también puede ser la última antes de que arranque la siguiente legislatura. «Lamentablemente, hemos tenido que asistir al primer acto de campaña de Vox», en el que Pollán «se postula como candidato» , censuraba después el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Ricardo Gavilanes, quien tachaba de «falta de respeto total y absoluta la utilización política» del acto. En sentido similar, el todavía portavoz del Grupo Socialista, Luis Tudanca, lo definía como el «primer acto de campaña electoral» de Pollán en «sustitución» de García-Gallardo. «No merece más valoración », apostillaba Tudanca, quien reprochaba que el presidente de las Cortes se haya «autopropuesto» como candidato «utilizando la institución». Y no olvidaba apuntar a que el leonés está al frente de la Cámara tras el pacto –luego roto– con el PP. «No está a la altura del cargo que ostenta» , aseveraba Gavilanes, arropado en su intervención por un buen número de procuradores populares, ausentes en el vino posterior ofrecido en el 'hall' de las Cortes, al que sí asistieron los socialistas, pese a criticar el discurso del presidente. Tampoco los miembros de la Junta acudieron, salvo algún consejero que de camino a la salida se paraba unos momentos para charlar con los representantes de la sociedad civil y política invitados. El presidente del Gobierno autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, presente en el hemiciclo, envíaba por X su felicitación por el 42 aniversario. Y Gavilanes fue a más, agarrado también a las propias palabras de Pollán en el momento en el que introducía otro tema espinoso en su discurso: la intención que no llegó a cuajar de conceder la medalla al mérito parlamentario a quien fuera procurador, Javier Carrera (Vox), fallecido hace unos meses –para él, palabras de recuerdo, así como a la recientemente fallecida Inmaculada García Rioja , del PSOE–. «Llegar a la política pasados los cincuenta supone la enorme ventaja del desapego al cargo, pues uno goza de una ocupación y un lugar a los que volver», había sostenido el presidente. «Si tiene donde ir, que se vaya» , espetaba el popular, invitando a tomar la puerta de salida a quien llegó al cargo con los votos populares. Y, a la vez, se descargaba de responsabilidades al asegurar que ese reconocimiento ni se llegó a debatir de forma oficial. «Nadie confunda talante conciliador con apocamiento de ánimo», sostenía Pollán, marcando posiciones en un discurso muy en primera persona del singular que desde el principio no dejaba indiferentes y en el que sostenía que a él «no» le «mueve la polémica por la polémica» y ejerce su cargo con «neutralidad». Así se defendía frente a quienes puedan cuestionar que alguien como él «nada partidario del Estado de las Autonomías» pronunciase el discurso institucional. Unas palabras en las que ensalzaba que Castilla y León «ha contribuido de manera decisiva al germen y consolidación de instituciones» como el parlamentarismo, municipios, universidad; así como «logros», entre los que citó los derechos humanos, la lengua castellana o la hispanidad. «Castellanos y leoneses nunca hemos pretendido ser más que el resto de los españoles, pero tampoco menos» , advertía Pollán, quien llamaba a sus señorías hacer un uso adecuado «de la palabra» sin que ello suponga a renuncia a los «debates apasionados». « No se transija cuando lo que se busca son los cinco minutos de fama tuitera o la gloria efímera del zasca, con la indeseable consecuencia de convertir este hemiciclo en un circo de varias pistas». Además, advertía sobre «el gran riesgo que corremos como representantes políticos» del «ensimismamiento, un lujo que no podemos permitirnos, mucho

Feb 28, 2025 - 23:10
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El discurso de Pollán recibe duras críticas de los partidos y empaña el acto del Estatuto de Castilla y León
Los 42 años que ya ha cumplido el Estatuto de Autonomía de Castilla y León dejaban este viernes algo aparcado el protagonismo de ese cumpleaños en el acto oficial celebrado en las Cortes –tres días después de la fecha que marca el calendario– por el discurso del presidente de la Cámara, Carlos Pollán. «Adelanto ya una posible crítica a mi discurso» , avanzaba en uno de los momentos de su intervención. Y no fallaba el pronóstico, pero no solamente por ese punto en el que defendía que asuntos de carácter nacional e internacional tengan cabida en el debate parlamentario autonómico. Como falto de la institucionalidad que se presuponía y cargado de tinte «electoral» coincidían en calificar desde los dos partidos mayoritarios en la Cámara, PP y PSOE, el discurso de Pollán (Vox), que sólo recibía el aplauso –procuradores en pie, incluso– de los suyos y alguno tímido y breve en la bancada socialista. Ni uno más del resto del hemiciclo. Una intervención marcada por los tiempos, que populares y socialistas no pasaban por alto. Y es que más allá de coincidir con los 42 años de la norma que alumbró el nacimiento de Castilla y León como Comunidad Autónoma, la de este viernes era la primera cita en la que el partido de Pollán no tiene un líder tras la marcha del que fuera vicepresidente de la Junta y cabeza electoral, Juan García-Gallardo , y también puede ser la última antes de que arranque la siguiente legislatura. «Lamentablemente, hemos tenido que asistir al primer acto de campaña de Vox», en el que Pollán «se postula como candidato» , censuraba después el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Ricardo Gavilanes, quien tachaba de «falta de respeto total y absoluta la utilización política» del acto. En sentido similar, el todavía portavoz del Grupo Socialista, Luis Tudanca, lo definía como el «primer acto de campaña electoral» de Pollán en «sustitución» de García-Gallardo. «No merece más valoración », apostillaba Tudanca, quien reprochaba que el presidente de las Cortes se haya «autopropuesto» como candidato «utilizando la institución». Y no olvidaba apuntar a que el leonés está al frente de la Cámara tras el pacto –luego roto– con el PP. «No está a la altura del cargo que ostenta» , aseveraba Gavilanes, arropado en su intervención por un buen número de procuradores populares, ausentes en el vino posterior ofrecido en el 'hall' de las Cortes, al que sí asistieron los socialistas, pese a criticar el discurso del presidente. Tampoco los miembros de la Junta acudieron, salvo algún consejero que de camino a la salida se paraba unos momentos para charlar con los representantes de la sociedad civil y política invitados. El presidente del Gobierno autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, presente en el hemiciclo, envíaba por X su felicitación por el 42 aniversario. Y Gavilanes fue a más, agarrado también a las propias palabras de Pollán en el momento en el que introducía otro tema espinoso en su discurso: la intención que no llegó a cuajar de conceder la medalla al mérito parlamentario a quien fuera procurador, Javier Carrera (Vox), fallecido hace unos meses –para él, palabras de recuerdo, así como a la recientemente fallecida Inmaculada García Rioja , del PSOE–. «Llegar a la política pasados los cincuenta supone la enorme ventaja del desapego al cargo, pues uno goza de una ocupación y un lugar a los que volver», había sostenido el presidente. «Si tiene donde ir, que se vaya» , espetaba el popular, invitando a tomar la puerta de salida a quien llegó al cargo con los votos populares. Y, a la vez, se descargaba de responsabilidades al asegurar que ese reconocimiento ni se llegó a debatir de forma oficial. «Nadie confunda talante conciliador con apocamiento de ánimo», sostenía Pollán, marcando posiciones en un discurso muy en primera persona del singular que desde el principio no dejaba indiferentes y en el que sostenía que a él «no» le «mueve la polémica por la polémica» y ejerce su cargo con «neutralidad». Así se defendía frente a quienes puedan cuestionar que alguien como él «nada partidario del Estado de las Autonomías» pronunciase el discurso institucional. Unas palabras en las que ensalzaba que Castilla y León «ha contribuido de manera decisiva al germen y consolidación de instituciones» como el parlamentarismo, municipios, universidad; así como «logros», entre los que citó los derechos humanos, la lengua castellana o la hispanidad. «Castellanos y leoneses nunca hemos pretendido ser más que el resto de los españoles, pero tampoco menos» , advertía Pollán, quien llamaba a sus señorías hacer un uso adecuado «de la palabra» sin que ello suponga a renuncia a los «debates apasionados». « No se transija cuando lo que se busca son los cinco minutos de fama tuitera o la gloria efímera del zasca, con la indeseable consecuencia de convertir este hemiciclo en un circo de varias pistas». Además, advertía sobre «el gran riesgo que corremos como representantes políticos» del «ensimismamiento, un lujo que no podemos permitirnos, mucho menos con cargo al bolsillo del sufrido y honrado contribuyente». Por eso, urgía a « achicar la brecha que en los últimos años no ha hecho sino aumentar entre la clase política y la sociedad civil». Así, llamaba a «abandonar todo maximalismo ideológico» para «volver a sentir con el sentir del pueblo, eso que siempre ha dado en llamarse sentido común». Además, también apuntaba a las que consideró «dos de las asignaturas pendientes» de las Cortes: el régimen de incompatibilidades y la «excepcionalidad» de que sea el único parlamento en el que no todos sus miembros tienen dedicación exclusiva . Labor, apuntaba, para la que ya se ha creado un grupo de trabajo, aunque advertía: «Que nadie espere resultados inmediatos». Y este extremo, aunque con matices, era el que sí lograba concitar un cierto acuerdo entre el resto de grupos políticos. «No tenemos ningún tipo de problema sobre la regulación de las incompatibilidades », apuntaba Gavilanes, a la vez que Tudanca también se mostraba dispuesto a avanzar, aunque recriminaba que éstas son peticiones que su partido lleva haciendo años sin éxito. Desde los minoritarios, Soria ¡Ya! pedía voz en el grupo de trabajo y Pedro Pascual (Por Ávila) y Francisco Igea, médicos de profesión, eran partidarios aunque apuntaban que ellos no pedirían la exclusividad. Y en lo que coincidieron, pero sólo desde la oposición, es en denunciar los «incumplimientos» del Estatuto. Extremo en el que precisamente incidía el nuevo secretario general del PSOE de Castilla y León , Carlos Martínez , quien lamentaba que la celebración se veía «empañada» por no darse la «igualdad de condiciones» entre todas las provincias. En su debut en un acto de carácter autonómico al frente del partido y arropado por buena parte de sus cargos, fue otro de los protagonistas de la que debía ser la celebración de un aniversario y la Medalla de Oro d e las Cortes a la Semana Santa.