Eduardo de la Rosa, el joven jurista que ha hecho testamento del campo bravo toledano
Reconoce su padre, Enrique de la Rosa , que no sabía que su único hijo estaba escribiendo un libro. Y confirma Eduardo que llevaba una década trabajando en ello «de manera discreta porque tampoco sabía si iba a llegar al final». El caso es que tenía recopilada mucha información y hace un par de años se decidió a hacer testamento. Pues bien, el resultado es una obra monumental escrita por un joven jurista de 29 años, quien ha levantado una catedral de la nada. 'Bravo toledano. Historia de las ganaderías de bravo en la provincia de Toledo' propone un recorrido por las principales fincas dedicadas a la cría de este animal totémico durante los últimos 300 años. El libro, autoeditado y de tapa dura, se alarga hasta las 426 páginas y se acompaña de fotografías a color. El prólogo lo firma el ganadero Víctor Huertas. Se puede adquirir por 30 euros en el teléfono 679 23 32 49 o a través del correo 'bravotoledano@gmail.com'. Este lunes se presentó en el emblemático Venta del Alma, en Toledo capital. «El campo bravo toledano está en un momento de transición. Ha pasado por diferentes etapas: una a finales del siglo XIX; una segunda después de la Guerra Civil, que fue cuando más ganaderías hubo, y hasta los años 60; una tercera hasta finales de los 90, que se vio condicionada por la crisis económica; y ahora, que estamos en una cuarta etapa, que es de expansión, con proyectos muy interesantes», explica este joven cuya infancia transcurrió en la finca Puerto Albarda, en Marjaliza, propiedad de Alejandro García, entre faenas de tienta, herraderos y saneamientos. «Éramos siempre fijos», recuerda. Y que creció acompañando a su padre y a otros locos del toro, visitando ganaderías por toda España para seleccionar los novillos del 'Alfarero de Oro' de Villaseca de la Sagra. El libro se divide en tres partes. Una está dedicada a las casas ganaderas más relevantes, como las del Duque de Veragua, Conde de Mayalde, Cortijoliva, Alcurrucén, Domingo Ortega o Fernando Peña. Una segunda trata de esas ganaderías importantes a nivel histórico, pero que por diversas circunstancias duraron menos tiempo, como José Manzanilla, en La Puebla de Montalbán, o Vicente Guzmán, en Seseña, de origen Santa Coloma. Y la tercera versa sobre los hierros surgidos en el siglo XXI. Asimismo, encierra un montón de historias curiosas. Por ejemplo, la de Juan Crisóstomo Martínez, de Menasalbas, y sus vacas de casta Jijona que fueron a parar a Manuel García Aleas; la de Celso Cruz del Castillo, de Maqueda, que lidió en Pamplona; la de los hermanos Martín Alonso, abuelos de los Lozano, que compraron la ganadería del Duque de Veragua; El Ventorrilo, que llevó sus toros a América; y muchas otras que han lidiado en Francia, en plazas como Burdeos o Montpellier donde ya no se dan festejos.
Reconoce su padre, Enrique de la Rosa , que no sabía que su único hijo estaba escribiendo un libro. Y confirma Eduardo que llevaba una década trabajando en ello «de manera discreta porque tampoco sabía si iba a llegar al final». El caso es que tenía recopilada mucha información y hace un par de años se decidió a hacer testamento. Pues bien, el resultado es una obra monumental escrita por un joven jurista de 29 años, quien ha levantado una catedral de la nada. 'Bravo toledano. Historia de las ganaderías de bravo en la provincia de Toledo' propone un recorrido por las principales fincas dedicadas a la cría de este animal totémico durante los últimos 300 años. El libro, autoeditado y de tapa dura, se alarga hasta las 426 páginas y se acompaña de fotografías a color. El prólogo lo firma el ganadero Víctor Huertas. Se puede adquirir por 30 euros en el teléfono 679 23 32 49 o a través del correo 'bravotoledano@gmail.com'. Este lunes se presentó en el emblemático Venta del Alma, en Toledo capital. «El campo bravo toledano está en un momento de transición. Ha pasado por diferentes etapas: una a finales del siglo XIX; una segunda después de la Guerra Civil, que fue cuando más ganaderías hubo, y hasta los años 60; una tercera hasta finales de los 90, que se vio condicionada por la crisis económica; y ahora, que estamos en una cuarta etapa, que es de expansión, con proyectos muy interesantes», explica este joven cuya infancia transcurrió en la finca Puerto Albarda, en Marjaliza, propiedad de Alejandro García, entre faenas de tienta, herraderos y saneamientos. «Éramos siempre fijos», recuerda. Y que creció acompañando a su padre y a otros locos del toro, visitando ganaderías por toda España para seleccionar los novillos del 'Alfarero de Oro' de Villaseca de la Sagra. El libro se divide en tres partes. Una está dedicada a las casas ganaderas más relevantes, como las del Duque de Veragua, Conde de Mayalde, Cortijoliva, Alcurrucén, Domingo Ortega o Fernando Peña. Una segunda trata de esas ganaderías importantes a nivel histórico, pero que por diversas circunstancias duraron menos tiempo, como José Manzanilla, en La Puebla de Montalbán, o Vicente Guzmán, en Seseña, de origen Santa Coloma. Y la tercera versa sobre los hierros surgidos en el siglo XXI. Asimismo, encierra un montón de historias curiosas. Por ejemplo, la de Juan Crisóstomo Martínez, de Menasalbas, y sus vacas de casta Jijona que fueron a parar a Manuel García Aleas; la de Celso Cruz del Castillo, de Maqueda, que lidió en Pamplona; la de los hermanos Martín Alonso, abuelos de los Lozano, que compraron la ganadería del Duque de Veragua; El Ventorrilo, que llevó sus toros a América; y muchas otras que han lidiado en Francia, en plazas como Burdeos o Montpellier donde ya no se dan festejos.
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