La final de la Copa del Rey en Sevilla contra el Real Madrid ha desatado una auténtica locura colectiva, efecto concierto de
Lady Gaga en Barcelona elevado a la enésima potencia: todos quieren decir ‘yo estuve allí’. Reúne los ingredientes para ser un plan perfecto; un Barça que engancha, enamora, apasiona y divierte, contra un Real Madrid aparentemente vulnerable, épico pero inconsistente. Está tan animado el barcelonismo que sueña con el ‘doblete’: final de Copa y Champions contra el Real Madrid, con la coletilla de que ganarle la final europea a los blancos eliminaría de un plumazo las copas que llevan de ventaja. Todos están con el Barça de
Flick, el tipo que ha unido al barcelonismo.
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