Es infrecuente que el
Barça derrote por cuarta vez consecutiva al
Madrid en un
Clásico y que la noticia más repetida sean los árbitros. Es habitual el comentario del culé histórico y apasionado que no le importa que con el
Madrid se gane en el último minuto de un penalti injusto. La pasión futbolística tiene un punto de irracionalidad en todas las aficiones que se difumina al cabo de unas horas. Pero fueron tales las equivocaciones del canario
Alejandro Hernández Hernández el domingo por la tarde en
Montjuïc que los comentarios del día después no olvidaron las varias decisiones que perjudicaron al
Barça.
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