'A Complete Unknown' es un gran musical disfrazado de biopic. El enigma de Bob Dylan consagra a James Mangold como uno de los mejores directores actuales

El cine y los biopics musicales siempre se han llevado bien, especialmente los que siguen grandes trayectorias que pueden reproducir historias casi mitológicas como la de Jim Morrison en ‘The Doors’ o ‘Elvis’, pero lo cierto es que en los últimos años hay una tendencia diferente, fragmentada, quizá más proclive a la maleabilidad cinematográfica, que es recoger un periodo específico, la creación de un disco, o una etapa determinada en la trayectoria de un músico, como es el caso de ‘A Complete Unknown’. La nueva película de James Mangold tras la mágica ‘Indiana Jones y el dial del destino’ no cubre la vida completa de Bob Dylan, sino cómo pasó de unos inicios en el folk a convertirse en un músico de rock, incorporando en su combo la electricidad. Una forma de afrontar a las estrellas que cada vez es más común, como hemos visto en ‘Segundo premio’, ubicada en medio de la carrera de ‘Los planetas’, en ‘La estrella azul’, en la fase final de Más Birras, o la nueva serie de Leonard Cohen, ‘So Long, Marianne’, centrada casi exclusivamente en su relación con la musa que titula la canción. Y ‘A Complete Unknown’ no será la última, ya que la próxima mirada a Bruce Springsteen, titulada ‘Deliver Me From Nowhere’ y con Jeremy Allen White como el cantante, también se centrará en un periodo concreto, en la creación de un disco particular, una fórmula que tiene sus ventajas e inconvenientes. Por una parte no hay que forzar la narración a una estructura determinada de auge y caída, lo que da una nueva libertad al formato, por otra parte, el gancho a veces no es comparable con una tragedia operística como la de Morrison, Presley o Cobain. Una encarnación sólida Al mismo tiempo, muchas de estas películas no necesitan el recurso de la muerte para alcanzar fuerza dramática, más que nada porque es estos casos no solo el cantante en cuestión todavía vive, sino que son todas “biografías autorizadas”, y todas no son tan honestas como ‘Pistol’, la rotunda serie sobre los Sex Pistols. No parece que Dylan haya puesto muchas pegas al retrato que hace de él la película, porque le dibuja como un narcisista, caprichoso, maleducado y terrible, es decir una suerte de perfecto gilipollas, por lo que la elección de casting de Timothée Chalamet es un poquito perversa. En Espinof Las 23 mejores bandas sonoras de la historia del cine No es que el actor sea un capullo, claro, pero su percepción pública arrastra prejuicios por su cara cruda o su origen francés, con lo que papeles de héroe poco convencional como en ‘Dune parte 2’, donde en realidad es el villano, le hacen perfecto para encarnar a un músico conocido por ser insoportable. Y lo cierto es que aquí, de nuevo, hace un trabajo sensacional, haciendo de tontín, sí, pero con una dicción impecable, buenas interpretaciones musicales y una actitud siempre atractiva para la cámara. Es verdad que en ocasiones su retrato parece una imitación para Saturday Night Live, pero a veces el problema es más del montaje que suya. Esta aproximación no es casual, no solo Mangold sabe bien con el personaje con el que está lidiando, sino que nunca juega a blanquear a su complicada estrella. Su propuesta es concebir una especie de “coming of age” en donde el perfecto desconocido pasa de cumplir su ambición a estar saturado de su éxito, de alguna manera explicando el origen también de su humor agrio y su perpetua huida hacia ninguna parte. No hay sin embargo una explicación secreta, un relato paralelo que nos trate de decir que su conducta en realidad esconde una frustración sentimental que explota cuando se rompe, no es un James Dean en ‘Rebelde sin causa’ ni tiene un Rosebud. Un musical disfrazado de biopic Y esto hace que ‘A Complete Unknown’ deje un tanto perplejo por cómo afronta la biografía a través de su relación con las mujeres, ya que ambos personajes femeninos no encuentran una reciprocidad con él que no sea más o menos tóxica a diferentes niveles, en consecuencia, la historia de Sylvie resulta solamente un recordatorio de lo inextricable que puede ser el éxito para las personas que viven alrededor de una estrella, pero al mismo tiempo, la relación con Joan Baez desactiva esta misma conclusión, ya que con ella también es un desastre. En Espinof Las 14 mejores películas de conciertos para calmar el ansia de música en directo El resultado es que ambas historias miran a dos tipos de vida incompatibles, y la única verdad es que el perfil de Dylan es el de alguien que solo toma lo que quiere de otras personas, sin preocuparse de nadie más que de sus objetivos, puesto que las otras dos relaciones de la película también funcionan por ese camino. Por una parte, el vínculo casi paternal con Pete Seeger, con una brillante actuación de Edward Norton, acaba en una especie de traición de los principios de

Feb 11, 2025 - 15:42
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'A Complete Unknown' es un gran musical disfrazado de biopic. El enigma de Bob Dylan consagra a James Mangold como uno de los mejores directores actuales

'A Complete Unknown' es un gran musical disfrazado de biopic. El enigma de Bob Dylan consagra a James Mangold como uno de los mejores directores actuales

El cine y los biopics musicales siempre se han llevado bien, especialmente los que siguen grandes trayectorias que pueden reproducir historias casi mitológicas como la de Jim Morrison en ‘The Doors’ o ‘Elvis’, pero lo cierto es que en los últimos años hay una tendencia diferente, fragmentada, quizá más proclive a la maleabilidad cinematográfica, que es recoger un periodo específico, la creación de un disco, o una etapa determinada en la trayectoria de un músico, como es el caso de ‘A Complete Unknown’.

La nueva película de James Mangold tras la mágica ‘Indiana Jones y el dial del destino’ no cubre la vida completa de Bob Dylan, sino cómo pasó de unos inicios en el folk a convertirse en un músico de rock, incorporando en su combo la electricidad. Una forma de afrontar a las estrellas que cada vez es más común, como hemos visto en ‘Segundo premio’, ubicada en medio de la carrera de ‘Los planetas’, en ‘La estrella azul’, en la fase final de Más Birras, o la nueva serie de Leonard Cohen, ‘So Long, Marianne’, centrada casi exclusivamente en su relación con la musa que titula la canción.

Y ‘A Complete Unknown’ no será la última, ya que la próxima mirada a Bruce Springsteen, titulada ‘Deliver Me From Nowhere’ y con Jeremy Allen White como el cantante, también se centrará en un periodo concreto, en la creación de un disco particular, una fórmula que tiene sus ventajas e inconvenientes. Por una parte no hay que forzar la narración a una estructura determinada de auge y caída, lo que da una nueva libertad al formato, por otra parte, el gancho a veces no es comparable con una tragedia operística como la de Morrison, Presley o Cobain.

Una encarnación sólida

Al mismo tiempo, muchas de estas películas no necesitan el recurso de la muerte para alcanzar fuerza dramática, más que nada porque es estos casos no solo el cantante en cuestión todavía vive, sino que son todas “biografías autorizadas”, y todas no son tan honestas como ‘Pistol’, la rotunda serie sobre los Sex Pistols. No parece que Dylan haya puesto muchas pegas al retrato que hace de él la película, porque le dibuja como un narcisista, caprichoso, maleducado y terrible, es decir una suerte de perfecto gilipollas, por lo que la elección de casting de Timothée Chalamet es un poquito perversa.

No es que el actor sea un capullo, claro, pero su percepción pública arrastra prejuicios por su cara cruda o su origen francés, con lo que papeles de héroe poco convencional como en ‘Dune parte 2’, donde en realidad es el villano, le hacen perfecto para encarnar a un músico conocido por ser insoportable. Y lo cierto es que aquí, de nuevo, hace un trabajo sensacional, haciendo de tontín, sí, pero con una dicción impecable, buenas interpretaciones musicales y una actitud siempre atractiva para la cámara. Es verdad que en ocasiones su retrato parece una imitación para Saturday Night Live, pero a veces el problema es más del montaje que suya.

A Complete Unknown Timothee Chal

Esta aproximación no es casual, no solo Mangold sabe bien con el personaje con el que está lidiando, sino que nunca juega a blanquear a su complicada estrella. Su propuesta es concebir una especie de “coming of age” en donde el perfecto desconocido pasa de cumplir su ambición a estar saturado de su éxito, de alguna manera explicando el origen también de su humor agrio y su perpetua huida hacia ninguna parte. No hay sin embargo una explicación secreta, un relato paralelo que nos trate de decir que su conducta en realidad esconde una frustración sentimental que explota cuando se rompe, no es un James Dean en ‘Rebelde sin causa’ ni tiene un Rosebud.

Un musical disfrazado de biopic

Y esto hace que ‘A Complete Unknown’ deje un tanto perplejo por cómo afronta la biografía a través de su relación con las mujeres, ya que ambos personajes femeninos no encuentran una reciprocidad con él que no sea más o menos tóxica a diferentes niveles, en consecuencia, la historia de Sylvie resulta solamente un recordatorio de lo inextricable que puede ser el éxito para las personas que viven alrededor de una estrella, pero al mismo tiempo, la relación con Joan Baez desactiva esta misma conclusión, ya que con ella también es un desastre.

El resultado es que ambas historias miran a dos tipos de vida incompatibles, y la única verdad es que el perfil de Dylan es el de alguien que solo toma lo que quiere de otras personas, sin preocuparse de nadie más que de sus objetivos, puesto que las otras dos relaciones de la película también funcionan por ese camino. Por una parte, el vínculo casi paternal con Pete Seeger, con una brillante actuación de Edward Norton, acaba en una especie de traición de los principios de la música tradicional que les une a ambos, por otra parte, ese mismo interés le une con Woody Guthrie, pero de una forma diferente.

A Complete Unknown Edward Norton

Esta se nos muestra con religiosas visitas al hospital donde él yace enfermo, donde Dylan le canta sus nuevos temas esperando su aprobación. Es aquí donde figura la clave de la película quizá el Rosebud de Dylan, por qué a pesar de la admiración por Seeger no le importaba decepcionarle. Mientras, Guthrie le inspiró por su proyección política y de denuncia que Dylan siempre incorporó en su propia música, su mentor real, pese a que quiera devolverle la armónica, uno de los detalles que marca también la parte de la carrera de Dylan que no vemos, que es su vuelta al folk en los 90.

Un clímax renqueante

Hay muchos guiños como ese o lo que no vemos que pasa con la motocicleta y eventos concretos que son puzles para verdaderos fans de Dylan, con lo que al final, ‘A Complete Unknown’ busca una exploración de la mística de la figura, basándose precisamente en sus misterios, el enigma que aún es. Y puede que aquí es donde el enfoque a veces colisione con la propuesta formal y el disco de Mangold se raye con algunos artificios de biopic demasiado manidos, que no acaban de encajar del todo con la intención del conjunto. Para empezar, su clímax en el Newport Folk Festival de 1965 no es demasiado significativo a nivel emocional.

Hay un intento de dramatizar la llegada de ‘Like a Rolling Stone’ y su forma de recibirla que queda fláccida, sin tanta fuerza como demanda el final. Mangold utiliza todos los trucos del librillo, pero sencillamente no es algo tan metafísico ni escandaloso, especialmente habiendo visto la electrizante escena en la que Elvis Prestley rompe la prohibición de mover las caderas en un concierto de 1957 ya en el primer acto de la película de Baz Luhrmann. Esto hace que resalten algunos de los vicios más decepcionantes de la película, que tiene ya apalabrado un futuro “honest tráiler” en las miradas compungidas de todas las mujeres protagonistas mientras él toca.

Elle Fanning A Complete Unknown Elle Fanning mira sufriendo: el musical

Hay mucho del buen Spielberg que se le ha pegado a Mangold, pero el plano de caras de asombro y trascendencia mientras suena alguna canción destinada a ser un clásico no es una de ellas, llega a ser un recurso redundante y hasta parodiable, pero acaso se percibe como un síntoma de una de las buenas elecciones de la película, y es que hay mucha, mucha música, por lo que la tendencia al movimiento en la narración del director deja secuelas como esos primeros planos para crear ritmo secuencial, pero que en última instancia quedan huérfanos de significado. No así, precisamente las canciones, que convierten al “biopic musical” casi en un verdadero “musical”.

El multiverso folk-rock de James Mangold

Esto es, muchas veces hay canciones completas cuyas letras nos pueden dar pistas sobre lo que estamos viendo o vamos a ver en la pantalla. Si bien se queda corta en dar pistas sobre la filia activista del cantante, hay un cuidado en la elección de los versos en pantalla y nada parece que ocurra por casualidad, con lo que hay una dimensión a explorar en las letras de las canciones, empezando, claro, por ‘Like a Rolling Stone’, que adopta aquí plenamente una de las teorías de que la letra habla sobre él mismo. Por lo demás, la puesta en escena es impecable, un virtuosismo visual que convierte a Mangold en uno de los pocos “nuevos” directores americanos con la mirada dorada de los clásicos.

Las panorámicas, la fotografía impresionante a veces casi al nivel de la de ‘West Side Story’, la ambientación y el diseño de producción son como una demostración de músculo de un director que se está convirtiendo en imprescindible. Puede que lo más interesante es cómo la película dialoga con su propiaEn la cuerda floja’, ya que Johnny Cash es aquí un personaje importante, haciendo que sus dos películas funcionen como una dupla, que podría convertir en trilogía con Otis Redding o algún cantante de Soul de esa misma etapa, o incluso con un "old man cash" en un biopic de algún colaborador en su etapa de los 90-2000. Aunque también tiene obvias conexiones con ‘Inside Llewyn Davis’, de la que supondría su “Cara A”.

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Una pena que el cameo de Joaquin Phoenix no haya sido posible para consolidar el multiverso, aunque lo cierto es que Boyd Holbrook parece nacido para hacer de Cash (salvo en su altura). De cualquier forma, ‘A Complete Unknown’ es un regalo para fans de Dylan y un sólido musical que se complementa a la perfección con No Direction Home’, el documental de Martin Scorsese. De tener miedo a alguien en los Óscar, Adrien Brody debería mirar de reojo a Chalamet, y Norton es digno candidato al de secundario, en cualquier caso una de las pocas películas verdaderamente notables de las que tienen presencia en cartelera en esta época de premios.

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