10 años del salto entre Pau y Marc en el All-Star Game: el histórico momento, visto por Antoni Daimiel

Hay una leyenda coincidente en la tradición de diversas civilizaciones antiguas, nunca relacionadas entre sí, que explica el modo en el que el cielo celebra o se enfada enviando una gran tormenta o desatando graves inclemencias meteorológicas terrenales cada vez que fallece alguien ejemplar. Cuesta darle una lectura paranormal, quién sabe lo que pensaría en […] La entrada 10 años del salto entre Pau y Marc en el All-Star Game: el histórico momento, visto por Antoni Daimiel aparece en Gigantes del Basket.

Feb 15, 2025 - 08:32
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10 años del salto entre Pau y Marc en el All-Star Game: el histórico momento, visto por Antoni Daimiel

Hay una leyenda coincidente en la tradición de diversas civilizaciones antiguas, nunca relacionadas entre sí, que explica el modo en el que el cielo celebra o se enfada enviando una gran tormenta o desatando graves inclemencias meteorológicas terrenales cada vez que fallece alguien ejemplar. Cuesta darle una lectura paranormal, quién sabe lo que pensaría en ese momento el cielo de Manhattan, con tantos asuntos que atender, pero el caso es que no sé si adjudicarles beneficio o infortunio a los hermanos Gasol, teniendo en cuenta que mi piel y la memoria de mi subconsciente no recordarán tanto el 15 de febrero de 2015 por la celebración de mi 45º cumpleaños o por la postal y acontecimiento de la presencia y salto inicial en el núcleo del Madison. Dos hermanos de Sant Boi de Llobregat fueron protagonistas de la foto inicial en la edición número 64 del Partido de las Estrellas de la NBA y yo, sin embargo, recordando el frío inmisericorde y despiadado. El Servicio Nacional de Meteorología de EEUU midió sensaciones térmicas de hasta -40º centígrados en diferentes localizaciones del estado de Nueva York aquel 15 de febrero.

Pero como en un guion de la serie española El Ministerio del Tiempo, imaginemos traspasar uno de esos portones pero descubrir con sorpresa que no aparecemos junto a Lope de Vega o Torquemada, sino que desembocamos en uno de los vestuarios del Madison Square Garden, justo en ese gélido domingo en el que Pau y Marc Gasol protagonizaron uno de los momentos más excepcionales de la historia del deporte español. Y así disfrutar a nuestro antojo de una hazaña adjetivada comúnmente como “un acontecimiento de los que se ven una vez en la vida”.

En el caso de Pau Gasol y Marc Gasol, nos hemos acostumbrado a que el presagio prescriba antes de la extinción vital, dado lo extraordinario de sus carreras profesionales. Casi todo lo que han protagonizado transita por un camino de baldosas inexploradas e inéditas dentro del deporte nacional. Pau y Marc han sido los primeros productos nacionales en hacer unas cuantas cosas a lo largo de su vida. Y el salto inicial del All Star Game del Madison es uno de sus hitos, el solomillo no solo de un anuario del 2015, podría ser el premio del roscón de una década entera. Catorce años después de que el mayor se alojara en un hotel de la Gran Manzana a la espera de dilucidar su futuro en el draft, en 2015 volvía a pisar el mismo hall, pero ya convertido en un aristócrata de la liga. En los días previos al evento, la web sbnation publicaba un artículo titulado: “Los hermanos Gasol hacen que la NBA sea aún mejor”. A veces se corre el riesgo de que la cercanía al personaje te rompa distancia y objetividad en el turno de la valoración. Ese titular, por lo tanto, sirve para constatar la alta consideración que ambos se han ganado a lo largo de estos años, a miles de kilómetros de su cuna.

Las circunstancias, la vocación familiar y la genética condujeron a estos dos hermanos hacia el baloncesto. Imaginemos de nuevo una puerta del tiempo que nos llevara hasta la Florencia de los Medici, el epicentro del Renacimiento italiano. En esa época podrían haber llamado polímatas a Pau y Marc Gasol, calificándolos como personas cuyos conocimientos no están restringidos a un área concreta y tratan de dominar distintas facetas. Phil Jackson llegó a definir al mayor de los hermanos como “un hombre del Renacimiento”. Aprovechando la descripción, la cadena ESPN produjo hace unos años un documental sobre el entonces jugador de los Lakers en el que lo representaba como el Hombre de Vitruvio, creación original del polímata de los polímatas, Leonardo Da Vinci. Con nociones de música, medicina, alguna que otra aparición televisiva como actor y concienzudamente interesado en el arte (el pasado verano visitó la Basílica de El Pilar de Zaragoza, donde se retrató junto al retablo que hiciera Damiá Forment, uno de los escultores que introdujo, por cierto, el estilo renacentista en España), a Pau podemos definirlo como un humanista. Su éxito deportivo parecía mera cuestión de tiempo, puesto que sus condiciones le destinaban a ello. El boceto de la escultura estaba ya hecho, solo era cuestión de realzar los detalles con el escafilador. La escultura renacentista de proporción áurea de Marc Gasol necesitó más martillo y cincel.

El concepto del hombre del renacimiento se aposenta sobre la base de que la capacidad de un hombre para desarrollarse no conoce límite, dominar un amplio rango de habilidades y áreas del conocimiento era la meta a la que debía aspirar cualquier ser humano. La imagen del balón al aire esa noche de febrero en el Madison bien podría ser la escena que retrase y resumiese la época del Renacimiento deportivo en España. Etiquetas de Mautic

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